En el Salón Azul del Senado, la vicepresidente de la Nación, Victoria Villarruel, le entregó al soldado Gustavo Luzardo, ex combatiente de Malvinas, un Diploma de Honor.
En las primeras horas del 12 de junio de 1982 se desató el infierno sobre elevación rocosa de 186 metros sobre el nivel del mar, ubicada 8 kilómetros al oeste de Puerto Argentino, la batalla más cruenta de la Guerra de Malvinas.
Los británicos avanzaban hacia Puerto Argentino, atacando ferozmente a los argentinos apostados en Monte Longdon. El contraataque del teniente Raúl Castañeda, en apoyo a las posiciones argentinas fue una misión casi suicida. Con 46 hombres atacaron contra un enemigo muy superior en armamento y número. Sin embargo, superaron a los británicos, les causaron considerables bajas y estuvieron cerca de expulsarlos de la cima del monte.
Parte del pelotón de fusileros de Castañeda avanzó en dirección al puesto británico. Sus soldados demostraron ser bastante determinados, incluso insultando a los enemigos en inglés (habiendo aprendido varias malas palabras viendo películas de acción de Hollywood en los cines argentinos) lo que convenció a varios paracaidistas británicos de que estaban luchando contra mercenarios estadounidenses en Longdon.
En ese combate, el soldado conscripto Gustavo Luzardo de 19 años como casi todos los conscriptos, cubrió con su fuego a un camarada, posibilitando que este se replegara, y a pesar de estar ya herido, insistía a toda costa volver a combatir.
El soldado Luzardo, en una entrevista a Nicolás Kasanzew, único reportero de guerra en Malvinas, recuerda:
-“Era un infierno. Bombas, tiros, gritos. Había como un corredor para seguir avanzando, pero los británicos estaban batiendo la zona a lo loco. Tiraban desde distintos lados, era una nube de balas. Imposible avanzar. Y pensé: “Yo no paso por ahí ni mamado”. Pero Castañeda agarró, levantó la mano, dijo “¡encolumnares!” y se mandó”.
-¿Y vos?
-¡No nos quedó otra que seguirlo! No hubo un solo soldado que se quedara atrás. Los tres suboficiales y los cuarenta conscriptos de toda la Sección avanzamos. Y pasamos por ese desfiladero. Castañeda era un tipo que se jugaba, pero también quería que combatiéramos voluntariamente. Porque en un momento –ya quedábamos pocos– pregunta: “¿Seguimos o nos vamos?”.
-¿Y cual fue la respuesta?
-Queríamos seguir todos. A pesar de ser el jefe, y quien daba los ordenes, era nuestro amigo”.
Peter Harclerode, un destacado historiador británico del Regimiento de Paracaidistas, señalaba sobre esa batalla: “Bajo fuego de cobertura, los pelotones números 4 y 5 se retiraron. El mayor Argue informó sobre la situación. Poco después, el Sargento Mayor de la Compañía Weeks informó que los dos pelotones se habían retirado efectivamente a una distancia segura”.
La batalla y el fuego inmediato que le siguió al amanecer —proveniente de Wireless Ridge y monte Tumbledown duró doce horas y fue costosa para los británicos. Sólo el batallón británico 3 de paracaidistas (3 PARA) tuvo diecisiete muertos durante la batalla nocturna.
La historia, ya conocida, siguió con el avance definitivo de los británicos con mayores medios y fuego.
Los diecinueve ilesos de 46, de la sección de tiradores del teniente Raúl Castañeda, habían logrado bajar de la montaña, con seis habiendo fallecido y veintiuno siendo heridos en combate.
En 2019, el soldado paracaidista Mick Southall reveló que solo 30 soldados de la Compañía 'B' quedaron a pie después de la furiosa acción nocturna, confirmando las sospechas por parte del teniente Castañeda y sus hombres de que unos 100 paracaidistas británicos en el 3 PARA habían resultado muertos o heridos en la batalla. Southall dice: “Los soldados enemigos estaban decididos, por decir lo menos... Es por eso que mi compañía sufrió un 60 o 70 por ciento de bajas... Mi compañía fue reducida a 30 tipos... Fueron tan patriotas y entusiastas con su causa como nosotros con la nuestra. Ellos creían firmemente que estaban luchando por lo correcto y nosotros también”.
El teniente coronel Pike describió la presencia de los hombres de Castañeda cerca Full Back como un “momento negro en una noche larga y espantosa” para el 3 PARA, todos profesionales.
“Yo estaba a punto de retirar mis paracaidístas de Monte Longdon. No podíamos creer que estos adolescentes disfrazados como soldados nos estaban haciendo sufrir muchas bajas” señala en uno de los documentos el Comandante de la Brigada de Comandos 3, brigadier Julian Thompson.
Uno de esos “adolescentes”, el soldado VGM Gustavo Luzardo, 43 años después, fue reconocido, finalmente, en el Senado de la Nación Argentina…