Controversia por un evento con respaldo institucional
Todo comenzó por un polémico congreso global sobre “infancias trans”, promovido con la imagen del vicegobernador Miguel Acevedo y el logotipo de la Legislatura de Tucumán, que se anunciaba para el 18 de octubre en la provincia, que fue cancelado por sus organizadores, cuando la difusión del evento generó inmediata preocupación en distintos sectores sociales y políticos.
Diversas organizaciones civiles manifestaron su sorpresa y rechazo ante el supuesto apoyo institucional de la Legislatura, señalando que los procedimientos de hormonización y cirugías de supresión de rasgos sexuales están prohibidos en Argentina para menores de edad, conforme al Decreto Ley 62/2025, y era un escándalo que el vicegobernador apoyara ese evento.
Acevedo en una imagen de promoción del evento cancelado junto a una organizadora
En medio de la campaña rumbo a las próximas elecciones legislativas nacionales, varios candidatos también expresaron su oposición al encuentro y a los contenidos que promovía, señalando que la propaganda del evento contaría con financiamiento de la Legislatura provincial.
Qué significa el concepto de “infancias trans”
El término “infancias trans” surge dentro de la ideología de género, y sostiene que, también en los niños, el sexo no los “define”, sino que éste es determinado por la voluntad de cada uno; por lo que un niño que desee ser una niña y viceversa puede “llegar a serlo” sólo por quererlo.
Y allí es donde intervienen algunos mayores, que están empecinados en “ayudarlos” con tratamientos antinaturales utilizando fármacos inhibidores o incluso con cirugías irreversibles a corta edad.
“Gracias a Dios nadie me tomó en serio”
El conocido presentador americano Bill Malher señalaba con lógica que “Si los niños supieran a los 8 años lo que quieren ser, el mundo estaría lleno de vaqueros y princesas. Yo quería ser pirata. Gracias a Dios nadie me tomó en serio y programó una operación para sacarme un ojo y cortarme una pierna”. Con ironía, pero extrema razón, su comentario aplica mucho más, por su gravedad, con un trastorno como la disforia de género en niños.
Y el problema se hace más grande, cuando el niño cree (y los mayores que lo rodean también) que está en el “cuerpo equivocado” y …lo toman en serio! En realidad, las más de las veces, son los grandes los trastornados, como señala la placa:
Las “infancias trans” (recordemos que por un tema ideológico estos grupos se niegan a utilizar correctamente el idioma y decirle niños; por lo que prefieren términos como “niñes”, o inventos como “niñxs” o “infancias”) son menores que expresan lo que la medicina define como disforia de género a sus mayores, y éstos los han “tomado en serio” al decir de Bill Mahler.
Esa “elección temprana”, muchas veces inducida por malos ejemplos, o en una clase de ESI, hace que estos mayores decidan por ellos no sólo en el cambio de nombre sino de apariencia (ropa, y maquillaje) según sea un niño o una niña, llegando a tratamientos hormonales y/o incluso la mutilación de una parte de su cuerpo, so pretexto de estar ciudándolos y respetando sus derechos humanos. Suena disparatado, si.
Un niño que no puede decidir sobre la comida que debe comer, ni siquiera si qué es bueno o malo ver en una pantalla, menos puede decidir sobre su genitalidad. O un tratamiento dañino para su salud de “cambio de sexo” (que es bueno decirlo, ese término es también una ilusión, una falacia: jamás un ser humano podrá variar su sexo con hormonas u operaciones).
Una de las placas viralizadas en redes sociales en ocasión del reclamo en Tucumán.
Algunos adultos lo hacen. Y sufren las consecuencias de por vida. Y muchos arrepentidos, que los hay, ya no pueden dejar de ingerir muchos de los fármacos que usaron, quedando prisioneros de ese tratamiento que les vendieron como algo bueno. Ni qué decir de una operación irreversible. Casos sobran por miles en el Occidente dominado por la hipersexualización desordenada en el que vivimos, y ya comienza a tomar conciencia.
Y sólo como ejemplo, Suecia sufre hoy miles de denuncias judiciales de personas que, en su momento, cuando niños, fueron sometidos por sus mayores o el propio Estado, incluso, a estos tratamientos. Este país es víctima de sus políticas equivocadas de ayer. Por supuesto, Suecia y varios más ya los han prohibido.
Pero en Argentina, aún con reglas claras (al fin) grupos apoyados por organizaciones internacionales siguen promocionando estos procedimientos ilegales. Y lo que es peor, todavía se consiguen algunos médicos y cirujanos que aceptan realizar ese acto antiético no sólo contra el Juramento Hipocrático que realizaron, sino contra la integridad del pequeño paciente, que ni se imagina lo que se le viene. Pero claro, dirán que todo es relativo…
Con los niños, no
En el caso de menores de edad la Argentina, que reconoce la controvertida identidad de género sancionada en tiempos del gobierno de Cristina Fernandez de Kirchner con el apoyo del macrismo, no permite hoy esos tratamientos hormonales ni mucho menos las operaciones de “cambio de sexo”.
Es verdad, la ley de Identidad de Género no especifica si puede hacérselo a un menor (y ya hubo casos de tratamientos hormonales en el pasado reciente). Pero el gobierno, a principios de año, lo ha definido por la negativa, ya que la hormonización en menores es un procedimiento de carácter experimental y con riesgos ampliamente documentados, como esterilidad, pérdida de masa ósea, afectaciones cardiovasculares y consecuencias psicológicas permanentes. Sin mencionar la irreversibilidad de una operación donde se suprime un órgano sano, sólo por mejorar una apariencia deseada.
Además, los fármacos utilizados como bloqueadores de la pubertad no están autorizados para uso pediátrico por la ANMAT, que sólo permite su aplicación en casos de cáncer de próstata avanzado, en adultos (Res. ANMAT 5802/2017 y 4496/2018).
Reacción social y pedido de explicaciones
Lo cierto es que el anuncio del encuentro provocó una fuerte reacción de la sociedad tucumana, que se reflejó en la opinión pública nacional incluso, con el apoyo de profesionales de la salud y organizaciones sociales que alertaron sobre los riesgos médicos y éticos, pero mucho más, por la difusión de este engaño que se pretendía normalizar en la opinión pública mediante exposiciones en un …¿congreso “global”?
Un amplio número de organizaciones presentaron notas o manifestaciones al vicegobernador Acevedo, solicitando que aclare si existía o no respaldo institucional o económico de la Legislatura al evento, que remarcaban que el Estado debe proteger la integridad física y emocional de los menores y no auspiciar actividades que promuevan prácticas prohibidas o carentes de respaldo científico.
Mientras tanto, el presidente subrogante de la Legislatura tucumana, Sergio Mansilla, declaraba que la cámara “no financiaba el encuentro”. Pero nunca emitieron un comunicado oficial, ni tampoco uno que señale que el uso del logotipo legislativo en la promoción del congreso no estaba autorizado. Por último, fue sorprendente el silencio del gobernador en licencia por elecciones, Osvaldo Jaldo, que no se pronunció hasta el momento. ¿Porqué?
La denuncia de las organizaciones tucumanas
En un comunicado firmado por más de 25 asociaciones señalaron su preocupación como representantes de la sociedad civil; y se manifestarán el jueves 16 de octubre, al mediodía, frente a la Legislatura tucumana presentando una carta junto a las más de 25.000 firmas recogidas en forma de adhesión. Porque, expresan con razón, el tema no se acabó con la cancelación del evento.
Placa invitación a la manifestación del jueves próximo en Tucumán
También, explicaron que, por tanto, es deber de las instituciones del Estado, y en especial de un cuerpo legislativo que representa la voluntad de todo el pueblo tucumano, garantizar políticas que velen por la salud, la seguridad y el desarrollo pleno de niños y adolescentes, esperando que prime la cordura, más que una ideología negacionista de la realidad biológica que quiere “acompañarlos” hormonizándolos.
Argentina está reaccionando
Estos encuentros en provincias no son casuales. Y se repiten casi silenciosamente con acciones en sectores vulnerables, casi sin que el Estado tome nota, muchas veces por el desconocimiento de las leyes que amparan a esos niños, como por las secuelas de años de ideología dentro de los gobiernos de turno; pero que fundamentalmente desconocen que estas prácticas están expresamente prohibidas en menores.
Los argentinos debemos comprender que esto es parte de una ingeniería social para manipular incluso a los más pequeños. Y no fue un hecho aislado lo que pasó en Tucumán.
Reacción en redes sociales ante la promoción de otro evento similar en Córdoba
En la ciudad de Cordoba, por ejemplo, está pasando lo mismo: se ha programado para el 17 de noviembre próximo otro “congreso de infancias trans” de similares características, organizado por “La Casita Trans”, con el aval, supuestamente, de la Universidad de Córdoba (¿será luego desmentido como el de la Legislatura tucumana?). Y, por supuesto, ya comenzaron los repudios de organismos e instituciones cordobesas.
Debate ético y responsabilidad institucional
El tema abrió un debate ético profundo sobre los límites del activismo ideológico y el deber de las instituciones públicas. Diversos sectores sostienen que no se puede invocar el interés superior del niño mientras se avalan prácticas que atentan contra su salud, su desarrollo natural y las leyes que protegen su integridad.
Por eso, la sociedad, más allá de la cancelación, que funcionó sólo como un disparador para tomar conciencia del plan sistemático de estos grupos, exige al gobierno que defina (ya que no lo hizo) si está de acuerdo o no con estos procedimientos ilegales en Tucumán.
La sociedad también está pidiendo al gobierno que adopte las medidas necesarias para esclarecer mediante una campaña oficial el tema en establecimientos sanitarios y educativos públicos, ya que con la ESI y el Plan ENIA anteriormente, se han promocionado estos procedimientos que además de ilegales constituyen un abuso infantil. Y exigen que se informe y ordene a los hospitales públicos no realizar estos tratamientos con niños, explícitamente, informándolos sobre el Decreto Ley nacional que lo prohíbe.
Imágenes de manuales infantiles de ESI y del Plan ENIA (adolescentes) promocionando el “cambio de sexo”
Como expresaron algunas voces en tierras tucumanas “no se puede estar con Dios y con el diablo”. El Gobierno debe definir, mucho más, en elecciones de medio término, de qué lado está; si a favor de la protección integral de la infancia o a favor de una ideología que desconoce los límites biológicos y éticos. Y la Ley.
Y eso va para Tucumán, Córdoba y toda la Argentina, más, cuando nuestra “clase política” acaba de elegir en Diputados una Defensora del Niño abortista y que apoya estos extremos ideológicos.
Que el pueblo sepa discernir, también en las urnas, estos temas tan graves, en donde les vá la vida a los más inocentes. Por eso, junto a más de 25.000 firmas decimos #ConLosNiñosNO.