Una norma que llega tarde, pero necesaria
Bolivia sancionó en 2025 una ley que prohíbe de manera definitiva el matrimonio infantil, derogando la normativa que hasta ahora permitía casarse desde los 16 años con autorización de padres, tutores o resolución judicial.
El cambio busca poner fin a una práctica que, en muchos casos, era consecuencia de acuerdos familiares que vulneraban derechos fundamentales de los menores y los exponían a situaciones de abuso y violencia.
Matrimonios a temprana edad: las cifras de la realidad
Aunque la ley previa fijaba los 16 años como edad mínima, en la práctica se documentaron casos mucho más graves.
Según un informe de la Defensoría del Pueblo, entre 2014 y 2023 se registraron:
- 487 matrimonios de niñas de entre 12 y 15 años.
- 4.804 uniones de adolescentes de 16 y 17 años.
Estos números muestran la magnitud del problema que durante años permaneció invisibilizado bajo la cobertura de una excepción legal.
Bolivia y los estándares internacionales
Con la reforma, el país se alinea recién en 2025 con los estándares internacionales de protección de la niñez. La nueva norma responde a las recomendaciones de organismos como la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que desde hace años instaban al Estado boliviano a eliminar estas prácticas.
“Con la ley se busca garantizar que esta población vulnerable viva plenamente su niñez, sin ser forzada a casarse por decisión de adultos o mediante orden judicial”, expresó una diputada tras la votación.
El camino legislativo y lo que viene
El proyecto había sido aprobado en el Senado a comienzos de año y fue ratificado esta semana por la Cámara de Diputados. Solo resta que el presidente Luis Arce lo promulgue para que entre en vigencia plena.
Una nefasta práctica heredada
Recordemos que el matrimonio infantil, lejos de ser una cuestión aislada, tiene raíces en prácticas heredadas de comunidades originarias donde la niñez no era plenamente reconocida. Ni siquiera la llegada del catolicismo logró erradicar por completo estas costumbres en algunas comunidades.
Hoy, la nueva norma marca un quiebre: una sociedad que decide proteger a sus niños y adolescentes, apostando por su dignidad y su futuro.
Un paso hacia la protección integral
La prohibición del matrimonio infantil es más que un cambio legal: es un mensaje claro de que Bolivia no quiere seguir permitiendo que niñas y adolescentes sean privadas de su infancia. La expectativa está puesta ahora en que la ley no quede solo en el papel, sino que se cumpla con firmeza. Se trata de garantizar que los niños vivan su niñez, como Dios manda.