Ejecuciones tras la retirada israelí
Luego de la retirada de las fuerzas israelíes, el grupo terrorista Hamás comenzó a consolidar su control sobre distintas zonas de la Franja de Gaza, en el marco del cumplimiento del acuerdo de paz impulsado por Donald Trump y aceptado por ambas partes.
Durante el sábado, testigos y medios locales reportaron que miembros armados de Hamás patrullaron las calles de la ciudad de Gaza, en medio de denuncias por ejecuciones y enfrentamientos con clanes locales opositores.
Según estas fuentes, numerosos civiles palestinos fueron fusilados tras ser acusados de colaborar con Israel, mientras que otros fueron secuestrados y sometidos a interrogatorios y torturas.
“Colaboradores” bajo sospecha
Un canal de Telegram vinculado al grupo afirmó que “varios colaboradores e informantes fueron detenidos en la ciudad de Gaza, después de que se demostró que estaban involucrados en espionaje para el enemigo”.
El mismo comunicado señaló que “los servicios de seguridad y la resistencia están llevando a cabo una campaña de campo a gran escala en toda la Franja de Gaza, de norte a sur, para localizar y detener a colaboradores e informantes”.
Imágenes difundidas en redes sociales muestran a hombres armados y encapuchados de Hamás patrullando mercados callejeros, mientras el Ministerio del Interior, controlado por la organización, publicó fotos de agentes con armas largas y gorras con la inscripción “policía”, interactuando con residentes locales.
Disputa por el control interno
A lo largo de los años, Hamás mantuvo un férreo control político y militar sobre Gaza, aunque en los últimos meses su autoridad ha sido desafiada por distintos clanes, especialmente en el sur del enclave.
Algunos de estos grupos, según informes, habrían recibido apoyo o protección del ejército israelí, lo que intensificó las tensiones.
Un drama humanitario sin fin
Para Hamás, la vida humana tiene poco valor dentro de su visión islamista radical, y los derechos humanos —como son entendidos en Occidente— no tienen cabida en su doctrina.
Mientras tanto, la población civil de Gaza continúa rehen de la violencia y el autoritarismo, convirtiéndose en las principales víctimas de un conflicto que promete llegar a su fin con la liberación total de los rehenes, que ya ocurrió, aunque aún persisten dudas sobre la estabilidad futura.
El avance del extremismo islámico
La violencia de raíz islamista no se limita a Medio Oriente. En las últimas semanas, se han reportado nuevas matanzas en África, donde más de 30 personas por día —en su mayoría cristianas— son asesinadas por grupos extremistas islámicos.
Europa también enfrenta un recrudecimiento de los ataques terroristas vinculados a células yihadistas, lo que ha reavivado el debate sobre la seguridad y la integración de comunidades musulmanas radicalizadas.
Un llamado a la reflexión
El avance del islamismo radical plantea un desafío global. Su objetivo de imponer un modelo político-religioso sin aceptar la convivencia ni la integración social amenaza la paz y la libertad de las naciones en un mundo que busca la libertad y el respeto a las naciones, luego de un fallido de las Naciones Unidas que no vieron venir, o no quisieron ver, lo que sus políticas globalistas han permitido.
Frente a este escenario, la humanidad enfrenta el deber de no normalizar la violencia ni la intolerancia. Y las naciones, especialmente las que se forjaron en la religión católica y construyeron la Civilización Occidental, están despertando.
Dios las ayude a combatir con civilidad y prudencia a estos hechos y no normalizarlos, por el futuro de las generaciones que vienen.