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Río de Janeiro y el operativo más letal en la historia contra el narcotráfico

Río de Janeiro volvió a ser escenario de escenas de guerra. Este martes, 2.500 policías fuertemente armados irrumpieron en las favelas de Alemão y Penha en un megaoperativo sin precedentes contra el Comando Vermelho, la mayor organización criminal de Brasil.


El saldo fue devastador: 64 muertos (60 presuntos delincuentes y 4 policías), 81 detenidos y 90 fusiles incautados. Las autoridades calificaron la operación como la más violenta en la historia reciente de la ciudad.

 

“Una respuesta al narcoterrorismo”

El gobernador de Río de Janeiro, Cláudio Castro, aseguró que la acción fue una respuesta directa al “narcoterrorismo” que azota al estado. Los enfrentamientos fueron de una magnitud inédita: los criminales utilizaron drones equipados con explosivos, incendiaron vehículos y levantaron barricadas para bloquear el avance policial.

“Los criminales utilizaron incluso drones con explosivos para atacar a los agentes en distintos puntos de las favelas”, informó Castro, quien confirmó además la incautación de más de 50 fusiles de asalto y una cantidad enorme de drogas.

Durante horas, la zona norte de Río quedó paralizada: más de 200.000 residentes se vieron afectados, escuelas cerraron sus puertas y se suspendieron servicios públicos y transporte.

Gobernador Castro del Estado de Río de Janeiro

 

Tensión política entre Río y el gobierno federal

La operación también desató una fuerte crisis política entre el gobierno estadual y el Ejecutivo nacional.

Castro acusó al presidente Luiz Inácio Lula da Silva de negar apoyo federal, denunciando que su administración había pedido en tres ocasiones vehículos blindados del Ejército, sin obtener respuesta. “Estamos solos en esta lucha”, dijo el gobernador.

Desde Brasilia, el Ministerio de Justicia respondió inicialmente que el gobierno federal había brindado “pleno apoyo”, recordando que desde 2023 se desplegaron tropas y se realizaron 180 operaciones conjuntas. Sin embargo, luego rectificó la versión y aseguró no haber recibido solicitud formal de asistencia.

Tras el choque político, se confirmó que ambas administraciones se reunirán en los próximos días para coordinar acciones, ante el temor de que la violencia se extienda a otros puntos del país.

 

Narcotráfico en expansión

El operativo puso nuevamente en evidencia el creciente poder del narcotráfico en Brasil, que en los últimos años ha ampliado su influencia económica, territorial y política.

Entre los detenidos figura Thiago do Nascimento Mendes, uno de los líderes regionales del Comando Vermelho, organización fundada en 1979 dentro de una cárcel carioca.

El grupo, considerado el más antiguo y poderoso del país, controla vastos territorios en las favelas a través de una red que combina narcotráfico, tráfico de armas y lavado de dinero. Sus operaciones se extienden a varios estados y tienen vínculos internacionales con redes criminales de Sudamérica y África.

 

Críticas al enfoque del gobierno de Lula

El avance del narcoterrorismo preocupa cada vez más a la población y a sectores de la seguridad pública. Expertos y analistas sostienen que las políticas del actual gobierno federal han debilitado las acciones de combate al crimen organizado, en contraste con los operativos más firmes de administraciones anteriores.

El presidente Lula da Silva, que se alinea en el concepto marxista que los delincuentes son resultado de la exclusión social, víctimas de la sociedad, ha recibido fuertes críticas por su enfoque más social que represivo frente al narcotráfico.

El populismo de Lula, que ve en la delincuencia a víctimas y no a los responsables de la violencia, está tocando fondo, señalan observadores políticos.

El clima de inseguridad se agrava: las organizaciones criminales controlan territorios enteros, imponen toques de queda, cobran “impuestos” a los residentes y ejercen un poder paralelo frente al Estado, que ya no puede ingresar en ciertos barrios populosos en todo Brasil, dominados por el narco.


Río de Janeiro: una ciudad sitiada

Durante el operativo, las calles se transformaron en campos de batalla. Helicópteros sobrevolaban la zona, las ráfagas de ametralladoras resonaban sin pausa y las columnas de humo marcaban el territorio de los enfrentamientos.

“Parece una guerra. No podemos salir de casa”, relató una vecina de la favela de Penha, que pasó más de doce horas encerrada con su familia durante el combate.

El miedo y la desconfianza hacia las instituciones crecen. Las favelas, históricamente abandonadas por el Estado, siguen siendo el epicentro de la violencia, donde el narcotráfico actúa como juez, policía y gobierno local. E incluso dá “trabajo” a muchos jóvenes. Y hasta financia estudios de otros para luego dominar el escenario empresarial y político a mediano plazo.

Como en los años del Covid, Rio vacía, y sus calles sólo circuladas por la policía

 

Un país en busca de orden

La magnitud del operativo y sus consecuencias reavivan el debate sobre el futuro de la seguridad pública en Brasil. Mientras el gobierno de Río exige respaldo federal, el Ejecutivo nacional defiende su política de contención y diálogo social.

Sin embargo, la realidad en las calles parece ir por otro camino: el narcotráfico avanza, las comunidades viven atemorizadas y el país enfrenta el riesgo de una crisis de seguridad estructural.

El pueblo brasileño espera una respuesta firme. Encerrados sus casas, tras los tiroteos y el humo, lo único que piden es paz, orden y respeto por la ley.

Y que esta vez los que estén encerrados sean los delincuentes, no ellos.

Río de Janeiro y el operativo más letal en la historia contra el narcotráfico
El Cristiano 29 de octubre de 2025
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