Ataque en Járkov: una víctima fatal y varios heridos
Un nuevo ataque ruso golpeó la ciudad ucraniana de Járkov, dejando un saldo de una persona muerta y siete heridas. Según las autoridades locales, el bombardeo fue ejecutado mediante drones, en una jornada marcada por la reciente suspensión del encuentro entre Donald Trump y Vladimir Putin.
Evacuación de un jardín de infantes
El ataque se produjo en el barrio de Jolodnohirski, donde uno de los drones impactó directamente en un jardín de infantes.
Como consecuencia, 50 niños debieron ser evacuados de inmediato, mientras equipos de emergencia trabajaban entre los escombros.
El presidente Volodímir Zelenski condenó enérgicamente la agresión, calificándola como una muestra más de la brutalidad del conflicto, en momentos en que los esfuerzos de paz siguen estancados.
Detalles del bombardeo
La Fiscalía de Járkov informó que el ejército ruso utilizó dos drones Geran-2 de fabricación iraní, los cuales impactaron en una “zona de alta densidad administrativa y residencial”.
Uno de ellos golpeó de lleno el edificio del jardín de infantes, provocando el colapso total del segundo piso.
Tras la explosión, 48 niños fueron trasladados a un refugio, muchos de ellos bajo síntomas de pánico y estrés.
La tragedia que reaviva el debate por la paz
El ataque generó una ola de indignación internacional y reavivó las preguntas sobre el rumbo de la guerra.
La falta de humanidad en este tipo de acciones, dirigidas contra objetivos civiles, vuelve a poner en duda el sentido de un conflicto que parecía tener una posible vía de negociación en el horizonte. Y destraban, por fin, un conflicto que puede transformarse en una guerra de dimensiones inimaginables en Europa.
Los niños, las víctimas más inocentes
Los menores —las víctimas más inocentes de cualquier guerra— fueron nuevamente los protagonistas del horror.
Este episodio, más que un acto bélico, se percibe como un golpe a la conciencia global, y puede ser un punto de reflexión para los responsables de ambas partes, llegar a un alto el fuego y sentarse en una mesa a concertar humanamente una paz digna, y ceder honorablemente para lograrlo.