El regreso del navegante al espacio público
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a poner en el centro del debate nacional norteamericano la figura de Cristóbal Colón, símbolo de la herencia cultural e histórica de Occidente. En una reciente proclamación el 12 de octubre pasado con motivo del Día de Colón, el mandatario destacó la importancia del navegante genovés y anunció su inclusión en el proyectado Jardín Nacional de los Héroes Estadounidenses, un espacio destinado a rendir homenaje a las figuras fundacionales de la nación.
Trump aprovechó la ocasión para criticar con dureza a la izquierda radical, a la que responsabilizó de los actos de vandalismo y destrucción de monumentos ocurridos durante las protestas de Black Lives Matter y Antifa en 2020.
“Los radicales de izquierda vandalizaron los monumentos, mancharon su carácter y trataron de exiliarlo de los espacios públicos”, afirmó el presidente. En sus palabras, defender el legado de Colón equivale a defender “la historia, la identidad y la cultura” que dieron forma a Estados Unidos.
Las heridas de 2020: estatuas destruidas y memoria dañada
Durante los disturbios de 2020, una ola de protestas derivó en la destrucción sistemática de monumentos históricos en distintas ciudades del país. Las figuras de Cristóbal Colón, George Washington, Abraham Lincoln y otros protagonistas de la historia estadounidense fueron atacadas, derribadas o profanadas.
Entre los casos más emblemáticos se cuenta el de Richmond, Virginia, donde la estatua de Colón fue arrancada de su pedestal, arrastrada por las calles y finalmente arrojada a un lago. En Boston, una escultura de mármol fue decapitada; en Baltimore, los fragmentos de otra estatua fueron utilizados posteriormente para crear una réplica.
Aquellos hechos marcaron un punto de inflexión en la discusión sobre la memoria histórica y los símbolos nacionales, generando divisiones políticas y culturales que aún persisten.
Restauración y orgullo cultural
Cinco años después de los disturbios, varias esculturas de Colón comienzan a ser restauradas y reubicadas gracias a iniciativas privadas y asociaciones culturales, muchas de ellas vinculadas a la comunidad ítaloestadounidense.
En el caso de Richmond, la estatua recuperada del lago fue restaurada mediante un esfuerzo comunitario y trasladada a la sede de la sociedad cultural Hijos de Italia, en Blauvelt, Nueva York.
“Nos sentimos orgullosos de haber devuelto la dignidad a una obra que representa un símbolo de identidad para los inmigrantes italianos”, expresó John Corritone, presidente de la Asociación Cultural Italoestadounidense de Virginia.
En Boston, los Caballeros de Colón decidieron resguardar la escultura dañada en una iglesia, mientras que en Baltimore, asociaciones culturales lograron reconstruir una réplica a partir de los restos de la estatua original.
Estas acciones reflejan un intento de reivindicar la memoria de Colón y de defender su papel dentro de la historia de Estados Unidos y de la civilización occidental.
El simbolismo detrás del legado de Colón
Cristóbal Colón ha sido durante siglos una figura de gran carga simbólica. Para la comunidad ítaloamericana, representa la superación, la fe y la contribución de los inmigrantes europeos al desarrollo de los Estados Unidos.
Sin embargo, en los últimos años su imagen ha sido cuestionada por grupos que lo asocian al colonialismo y la opresión de los pueblos originarios, un enfoque que Trump afirmó, con acierto, que es una distorsión ideológica de la historia.
Es más, Cristóbal Colón representa la gesta histórica de la Hispanidad, que ha llevado al nuevo mundo la civilización y la cultura cristiana, de la mano de los Reyes Católicos.
“Borrar las estatuas de Colón no es justicia; es censura”, ha sostenido el mandatario en reiteradas ocasiones. En su visión, preservar los monumentos históricos es fundamental para mantener viva la identidad nacional y transmitir los valores fundacionales a las nuevas generaciones.
El Jardín Nacional de los Héroes: un proyecto de memoria
Como parte de su política cultural, Trump anunció su intención de crear el Jardín Nacional de los Héroes Estadounidenses, un espacio destinado a honrar a las grandes figuras de la historia del país. Entre los nombres propuestos figuran no solo Colón, sino también los Padres Fundadores, líderes abolicionistas, inventores y personalidades del arte y la ciencia.
Según explicó el presidente, el objetivo es construir un símbolo de unidad nacional, que celebre los logros y virtudes que moldearon la identidad estadounidense. La inclusión de Colón en este proyecto representa una declaración de principios frente a la ola de falso revisionismo histórico que, a su juicio, busca “reescribir la historia para dividir al país”.
Una batalla cultural que continúa
La restauración de las estatuas de Colón no es solo una cuestión estética o patrimonial: es parte de una batalla cultural más amplia sobre la manera en que los estadounidenses interpretan su pasado.
Para los partidarios de Trump, la defensa de estos monumentos simboliza la resistencia frente a lo que llaman la “cancelación cultural” promovida por sectores progresistas. Del otro lado, los movimientos de izquierda sostienen que estos homenajes perpetúan una visión eurocéntrica y colonial de la historia.
De la destrucción a la reconstrucción
A pesar de las tensiones, el proceso de restauración avanza. Asociaciones civiles, grupos religiosos y mecenas privados trabajan para restituir los monumentos dañados y promover una lectura más equilibrada y fidedigna de la historia.
En paralelo, museos y universidades han abierto espacios de debate sobre cómo conciliar el respeto por las raíces culturales con la necesidad de reconocer los aspectos duros del pasado.
La reconstrucción de los monumentos de Colón, más allá de la política, se ha convertido en un acto de reconciliación con la propia historia estadounidense.
Foto: Las estatuas de Colón siendo restauradas en USA
Una lección sobre identidad y memoria
A cinco años de los disturbios de 2020, las estatuas restauradas emergen como símbolos de resistencia y continuidad. Trump ha insistido en que “honrar a nuestros héroes no divide, sino que fortalece”.
La revalorización de Colón, desde esta perspectiva, no pretende negar los errores del pasado, sino reafirmar la herencia cultural que permitió construir una nación plural, libre y pujante. Y que hoy más que nunca debe ser rescatada por los países occidentales, parasitados por las ideologías que se empeñan en destruirlos desde adentro, matando a sus hijos, destruyendo sus familias y privándolos de valores, ética y mirada sobrenatural desde la fé, esos que hizo grande a la Civilización Occidental y Cristiana. Estados Unidos está despertando…