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Coco Oderigo: "Parecía que la Virgen estaba escondida atrás de una pelota de rugby"

El fundador de Espartanos explicó cómo fue el proceso de la fundación para lograr que su trabajo no fuera en vano y logre resocializar a los convictos.

 

El deporte es una actividad que logra generar cambios profundos en las personas, además de un divertimento pasajero, gracias a la formación en el marco de una disciplina de entrenamientos y reglas de juego que deben respetarse. Es difícil imaginar que las palabras "disciplina" y "reglamento" tengan impacto en el patio de una cárcel, donde las reglas se construyen a partir de una especie de "estado de naturaleza", o al menos así existe en el imaginario popular. A pesar de los preconceptos, Eduardo Oderigo llevó adelante su proyecto "Espartanos", que hoy aparece en millones de televisiones.

En las últimas semanas, "Espartanos" se volvió a instalar entre los temas en boga de la gente gracias al estreno de la serie homónima que cuenta la historia de un equipo de rugby integrado por convictos. Eduardo Oderigo, creador de la fundación en la que se basa la flamante serie de Disney, dialogó con MDZ sobre su experiencia en la cárcel al proponer algo tan insólito como suena: tackles para reinsertar a "los peores de todos" en la sociedad.

- Toda tu vida estuviste vinculado al rugby. ¿Cómo cambió tu vínculo con el rugby una vez que te empezó esa idea de Espartanos?

- Lo que fuimos a llevar a la cárcel fue lo que aprendí desde chico en el club. Yo entrenaba, después de jugar, a infantiles y después a juveniles. Fue llevar lo mismo. No quise que sea distinto. Así, lo que empezamos a vivir dentro de la cárcel y este equipo de rugby que empezó a funcionar ahí, lo tomaba de la misma manera. Si veíamos que no "a alguien no lo ibas a retar porque tenés miedo" o "esto mejor no hacer", no hubiese sido lo genuino que terminó siendo.

- Vos llegás al penal de San Martín por tu rol, por tu vocación de abogado...

- En realidad yo trabajé en el Poder Judicial durante 15 años, así que nos encargábamos de meter preso a muchas personas que secuestraban, gente que vendía droga, muchos delitos federales, era un Juzgado Federal en San Isidro, así que tenía trato. No iba a la cárcel, pero sí teníamos trato con los detenidos. Cuando me fui a ejercer la profesión de abogado ya no tuve más trato con ellos, pero cuando un amigo me insiste en que quiere ir a la cárcel, había tenido un chico que que había caído preso, que conocíamos ahí del barrio también, entonces es como que me me dio la pauta para ir a ver y cuando fui vi algo que me llamó mucho la atención: mucha gente sin hacer nada, gente que estaba triste, personas con resentimiento, que nos miraban feo y ahí es como tomé esa decisión de hacer algo más. Se me ocurrió el deporte y el rugby me había hecho muy bien a mí y así arrancamos.

- El rugby está vinculado generalmente con con la clase social, socioeconómica alta. ¿Cómo fue en ese momento en el que vos entraste al penal con una pelota de rugby y le dijiste "vengo a jugar con esto"?

- Si veían y decían "este cheto que viene a entrenar" era una cosa así. "Este es abogado, nos quiere sacar información", dudaban los presos, de nosotros, que íbamos a enseñarles algo. "Por qué iba a venir a darnos algo a nosotros, que somos los peores de la sociedad. No entiendo. Venís por algo, te pagan". Sí, una situación que no entendían y con el compromiso de ir martes tras martes, tras martes, empezaron a generar confianza. No digo que arranca en la cárcel, pero había muchos equipos también que en lugares no tan tradicionales digamos que se juega al rugby y que fue creciendo y el rugby social ha crecido muchísimo y con consecuencias muy favorables

 

 

- El rugby muchas veces está visto como un deporte violento. Yo particularmente no creo que sea así, pero es una idea general que hay y la cárcel es un lugar que es violento. ¿Cómo se hace para combinar esas dos cosas vistas de una forma violenta, para que salga algo que baja la reincidencia en un 85%?

- Eso me decía el director de la cárcel de entonces. Me dice "mira, eso es como tirar nafta al fuego. Es violencia con un deporte violento y con persona violenta"; y dije: "En el colegio me enseñaron que menos y menos daba más... y bueno". Pueden canalizar esa violencia que tienen, pero con reglas. Si acá se tacklea de la cintura para abajo y si te alcanza, es eso, para esa adrenalina de querer ser agresivo y con una regla y que el contrario te felicite porque hiciste un buen tackle. Bueno, se va encaminando esto de no íbamos nosotros a enseñarle química a personas muy violentas. Fuimos a a tratar desde el lugar donde ellos fueron "los peores de la sociedad", como dicen ellos, y nunca habían jugado al rugby. tratar de canalizar esa agresividad con este deporte. Ahí empezamos a ver que ellos decían "en esta hora y media me saqué dos años de odio", así como que se sentían liberados sonrisas y estaban golpeados. Después de jugar estaban contentos.

- Espartanos, además de rugby, ¿qué más le ofrece a al convicto?

- De entrada fue rugby, rugby y rugby. Tenía una hora y media, dos horas por martes que iba para ser una actividad social. Dos horas por semana. Pero empezó a crecer. Después metimos la pata espiritual, se reza el Rosario otro día de la semana. También la parte educativa, o sea, se dan cursos y después la última pata que es la pata del trabajo. Todo muy lindo el rugby, la espiritualidad, la educación, pero cuando salen nadie te da trabajo. Ese fue el más difícil de todos y de a poquito fuimos logrando que muchos de ellos puedan entrar, no en el Estado, sino en empresas privadas. Hoy hay más de 100 empresas que dan trabajo a personas que estuvieron privadas de libertad, sean hombres o sean mujeres. Porque también tenemos el equipo de Espartanas.

- ¿Y quién fue el primero que te abrió la puerta, que te dijo "sí, dale le conseguimos laburo"?

- Fue un amigo que empezó a venir los martes a entrenar y empatizo con alguien de ahí y le dijo: "Cuando salgas en libertad yo te voy a dar trabajo". Le dijo a Ezequiel y Ezequiel salió en libertad y se fue a trabajar. Él tenía una franquicia de comidas rápidas y ahí estaba, empezó a trabajar en ese lugar. No podíamos creer que alguien se animara a dar trabajo. Ese fue el primero. Después otro que es el presidente de una marca deportiva que le dio trabajo a otro, pero todos porque vieron, no es que desde afuera "te doy trabajo y de entrada fue así". Los que venían a ver algún que otro empresario se llevaba alguno a laburar y después ya fue esto fue decantando en el boca a boca, nos dicen por la confianza que generamos nosotros yendo a la cárcel y amigos nuestros o no tan amigos, algún que otro conocido o alguien que estuvo preso salió del trabajo. Si vos me decís que tuvo estas pautas de deporte, espiritualidad, educación, yo le doy una oportunidad. Si la agarran, fantástico. Y si no, bueno, lo lamento por eso. Bueno, la enorme mayoría agarra esa oportunidad porque cada vez que vas a pedir un laburo, alguien que cambió, le piden antecedentes, te toman. Entonces, bueno, "esto es una regla de la empresa" y cámbiala. Si vos crees que alguien puede cambiar, que cambiar o trabajar, dale esa oportunidad y muchos dejan esa así como una excepción y los dejan laburar y la enorme mayoría agarres el laburo, laburo en blanco no tiene, no tienen todos los días.

- Hoy está de moda. También despertados por que salió la serie. ¿Cómo te llevaste con la idea cuando viene la productora y dice che, nos gustaría hacer esta serie.

- Cuando vino con la idea Agustín Pichot, que vino con Fernando Rizzi, que trabaja también ahí en esa productora, la idea de hacer una serie de este equipo, yo dije "qué difícil que Disney se interese en una historia común". Dicen que el convencido, convence y Agustín, convencido, estaba ahí y lo logró. Ahí empezamos a ver el tema de los guiones, un mundo distinto para mí y atrapante, después apareció el director, los actores, la edición y salió. Yo creo que hace tres semanas que que está dando vuelta la serie, que está teniendo mucha repercusión porque la gente empieza a ver. Yo te lo cuento porque puedo estar acá un día y medio contando esta historia, pero nada mejor que de esa manera, porque todo lo que van a ver ahí sí ya lo vieron. Todo lo que pasa ahí ocurrió. Sí, y más también. No hubo que inventar nada más.

- ¿Hubo que bajar un poco por el tenor de gravedad de lo que sucede?

- Más que nada para que la vea la familia, para que los chicos la puedan ver. Hay mucho adolescente hoy por hoy que está mirando la serie y se la comen así, los ocho capítulos seguidos y es porque te atrapa, porque tenés algo que es emotiva, te reís, es profunda, te hace pensar y en distintos episodios te va contando que nosotros no queremos que se vayan de la cárcel, Esto es otra cosa, esto es herramienta para el día de mañana, es para que no nos pase, que no haya más. Como dijo hace pocos días el padre de Kim, "que sea la última". Trabajemos para que no pase más. Bueno, esto es lo que estamos haciendo hace mucho tiempo para que no pase en la medida de nuestras posibilidades. Ojalá esto se multiplique de tal manera que haya espartanos por todos lados y que cuando salgan se inserten en la sociedad. ¿Quiénes ganan? Ellos, por supuesto, pero mucho más ganamos todos nosotros que bajamos un poquito los miedos que tenemos todos los días a la hora de salir a la calle.

- ¿Hubo algún momento en todos estos años de Espartanos en el que vos dijiste "Che, estoy cambiando algo", en el que cuando vos te diste cuenta que estabas generando un cambio?

- Cuando creí que estaba cambiando algo dije "me equivoqué". No, yo no estoy cambiando nada. Los que cambian son ellos. El éxito o el fracaso es de ellos, veía aparte, que había cambio también en mí, si se quiere, en bajar los prejuicios y demás. Lo que sí, no sé si lo que lográbamos era inspirar a alguien a que venga o a que cambie él, si, y de entrada nos frustramos porque alguien recibía no, esto son ellos que tienen que entender que el cambio lo van a hacer ellos y cuando entendimos eso no me interesan tanto las historias de éxito, no las quiero ni conocer porque me hacen mal al ego y como que decís "gracias a qué fui a la cárcelm entonces este cambió de vida y tiene la familia"; no, fue él el que cambió. Fuimos a darle herramientas como le damos herramientas en el club a los chicos de 16 o 17 años que entrenábamos. Es lo mismo y así lo lo lo aprendimos a a entender.

- El rugby muchas veces está puesto bajo tela de juicio y a veces romantizado con la historia que hay alrededor de de los valores del rugby. ¿Por qué vos crees que enseñar esos valores en la cárcel muchas veces tiene mejores resultados que a veces en algunos clubes donde se enseña y los chicos no lo aprenden y pasan situaciones como la de Gesell?

- Porque lo cierto es que los valores son valores de la vida, que los deportes lo tienen. El rugby también lo tiene, pero no son valores del rugby, porque si yo hablo de valores del rugby, que ¿el fútbol no los tiene?, ¿el vóley no tiene valores? Si el respeto, el sacrificio, la perseverancia, son valores del rugby, se crea así un resentimiento en el otro, en otros deportes o en la sociedad que te crees más que el resto y eso es un error. Llevar a la cárcel un juego, obviamente que hay valores atrás que queremos inculcarle y lo que genera algunos lo toman y otros no lo toman. En Espartanos lo toman muchos de ellos, pero algunos reinciden, no es que el 100% de las personas que juegan al rugby en la cárcel no reincide. Lo que pasa es que toman sus decisiones y afuera es exactamente lo mismo. Todo deporte tiene mucho para para dar y hace muy bien. Que algunos no lo entiendan, como en los casos extremos que han pasado hace unos años, tendrán que pagarlo donde tengan que pagar, pero eso no es el rugby en sí, eso no es el deporte en sí, y eso no son los valores en sí.

- Imaginate a vos de 15 años o 16 años en el SIC, un jueves a la tarde, cuando ibas a entrenar, te decían "Vos en unos años vas a formar Espartanos, ¿qué le hubieras dicho?

- No, de ninguna manera. No entiendo que me estás diciendo. No entiendo. Estoy pensando en tratar de jugar en la primera de mi club, en tratar de terminar el colegio, de vez en cuando ir a misionar (porque había un cura en el colegio que era muy buen tipo) y tratar de estar de novio. De ninguna manera podría haber pensado esto que pasó y, quiero aclarar, esta obra me excede y nos excede a todos los que estamos, largamente. Desde que jugamos al rugby durante cuatro años, uno cambio. Se empezó a rezar el Rosario y empezó a explotar de gente y, creer o reventar, yo no es que quiero evangelizar a nadie, pero cuando se empezó a rezar el Rosario en la cárcel, creo que la Virgen se escondió detrás de una pelota de rugby. Hizo que esto explotara por el aire hasta el punto tal de que esta serie se ve a nivel mundial. No es para hacer alarde de una religión, sino para decir que lo que uno hace no sabe cómo termina. Si la consecuencia de un acto bueno o de una idea que puede ser buena o una buena intención, lo demás depende de un montón de factores que nos exceden y no necesariamente todo el mundo tiene que explotar en una serie, sino hacer algo por alguien. Es hacer lo correcto y algo más.

- En el modelo de espartanos también se replicó en otras cárceles. Bueno, el ejemplo se me ocurre ahora. ¿Caciques en Mendoza, en cómo recibiste esa noticia de que ya había también otras iniciativas del mismo estilo?

- Es emocionante cuando por ahí en en esta nota hay alguien que la va a escuchar y va a decir "algo quiero hacer" y por ahí ese lugar es en Kenia. Ahí, en cuatro cárceles en Kenia se juega al rugby. Nunca fui a Kenia, pero el otro día conocí a una chica que se llama Zaina, que es de Kenia, que vio una nota y se llevó la idea a Kenia y la ejecutó. No solamente aplaudió "che que bueno", creo que es lo más fácil, sino que se puso a trabajar allá y repito, nunca fui a Kenia, casi que si me pones el mapa no lo encuentro. ¿Pero a donde puede llegar Una palabra y una convicción de que el camino es este? Bueno, ojalá que se contagie por todos lados. A mí me emociona que haya mucha gente que sea proactiva y que no me aplauda, sino que vaya a hacer algo más.

- ¿Te acordás quién fue el primer preso que levantó la mano y dijo "quiero jugar"?

- Roberto se llama, un evangelista que no lo respetaban porque el evangelista es el que se la pasa rezando todo el día en la cárcel. Los otros son malos, entonces se le ríen. Pero cuando él vino por primera vez, justo había otros que eran de los peores. Lo despreciaban porque era evangelista. Pero empezamos a jugar y era el que más tecleaba y ahí lo empezaron a respetar y ahí empezaron a ver que el estereotipo, el prejuicio y demás, se cae el piso cuando empezás a interactuar con la gente. Ahí pasó la primera reunión que tuvo este Roberto con el resto y los evangelistas con el resto de la población carcelaria. Fue gracias a que uno se animó a taclear primero que el resto y el resto tenía la apertura mental para decir "che, porque sos evangelista, no necesariamente te tengo que sacar del camino", si no que podía ser parte de este equipo importante. Así fue como como Roberto fue parte del primer equipo.

 

Autor: Gonzalo Barrera
Fuente: Mendoza Online

17 de marzo de 2025
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