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Del comunismo marxista al wokismo: la denuncia profética de Raymond Aron

 Hace 70 años, en la primavera de 1955, el filósofo y sociólogo francés Raymond Aron* (1905-1983) publicó una obra que marcaría un hito en la crítica política moderna: El opio de los intelectuales. Su análisis, valiente y contracorriente, sigue iluminando hoy el rol de los intelectuales frente a las nuevas formas de totalitarismo cultural.

 

El marxismo triunfante y el silencio de los intelectuales

Tras la Segunda Guerra Mundial, el marxismo dominaba la vida intelectual europea. En Francia, el Partido Comunista era una fuerza política formidable, y la Resistencia había dejado el campo libre para una élite de pensadores de izquierda. Los intelectuales marxistas, como una verdadera "policía ideológica", moldeaban la vida cultural.

Aunque empezaban a conocerse horrores del estalinismo, la mayoría de los pensadores prefería mantener intacta su "representación del mundo", como señaló Aron en 1979. Frente a la evidencia del terror soviético, muchos siguieron aferrados a su mito revolucionario.

El estalinismo y la ruptura entre Aron y Sartre

La muerte de Stalin en 1953 y la desestalinización iniciada por Kruschov empezaron a resquebrajar las certezas ideológicas. Sin embargo, figuras como Jean-Paul Sartre continuaban justificando al Partido Comunista, considerándolo el único apoyo real para la clase obrera, pese a sus crímenes.

Esta ceguera ideológica rompió la antigua amistad entre Sartre y Aron, compañeros de estudios en la École Normale Supérieure. Aron, distanciado del socialismo y cada vez más cercano al liberalismo gaullista, no compartió la indulgencia de Sartre hacia el totalitarismo comunista. Su desencuentro culminó en un debate radiofónico de 1947, donde Aron no apoyó a su antiguo camarada.

La crítica a la utopía revolucionaria

El opio de los intelectuales surgió en este contexto de tensiones. Aron desmanteló el mito revolucionario, denunciando cómo el marxismo convertía las esperanzas de liberación en nuevas formas de despotismo. Según Aron, la revolución no liberaba, sino que reinstauraba jerarquías técnicas y políticas como cualquier régimen autoritario.

Sostenía que en la escatología marxista, donde el proletariado era el "salvador colectivo", pero en la realidad del régimen comunista, es una auténtica mentira, los jerarcas políticos son los que deciden las reivindicaciones, como en cualquier sistema totalitario.

Para él, los "salvadores colectivos" del proletariado eran una ilusión: en lugar de la emancipación, surgían nuevos mecanismos de opresión, lo vimos en la historia contemporánea. La violencia revolucionaria, lejos de ser excepcional, se legitimaba permanentemente en nombre del progreso.

Los intelectuales como clérigos de una "religión secular"

Raymond Aron advirtió que muchos intelectuales actuaban como sacerdotes de una nueva religión, y lo siguen haciendo: el marxismo como teología secular. Esta visión del progreso era, en el fondo, una secularización de deformadas teologías religiosas, heredada de Rousseau, Robespierre y Comte, en donde ellos son los que emiten las condenas morales. Lo vemos hoy, también.

El "opio" al que alude Aron no era simplemente cualquier ideología: era el espejismo marxista que, al prometer la redención histórica, justificaba los mayores horrores en nombre de un supuesto bien mayor. Así, muchos pensadores caían en el error de condenar moralmente a unos, mientras toleraban el terror revolucionario de otros.

Un eco que llegó hasta hoy

La publicación de El opio de los intelectuales fue un éxito rotundo. Sacudió la cultura francesa y anticipó el proceso de desestalinización que se aceleraría tras la sangrienta represión de la revolución húngara en 1956. Aunque Sartre y otros reaccionaron con dureza, la obra abrió una brecha en el consenso marxista de la posguerra.

Décadas más tarde, obras como Archipiélago Gulag de Alexandr Solzhenitsyn consolidarían el descrédito del comunismo. Pero la advertencia de Aron permanece viva: la tentación totalitaria no ha desaparecido, solo ha mutado.

Del marxismo al wokismo: la nueva "fe" secular

Hoy, Aron sigue vigente. Los "clérigos intelectuales" han adoptado nuevas formas: wokismo, activismo climático extremo o transhumanismo, entre otras. Estas ideologías funcionan como nuevas religiones seculares, desplazando a Dios y proclamando salvaciones inmanentes.

Aunque estas corrientes no deriven, al menos por ahora, en gulags ni exterminios, reflejan el mismo impulso en un mundo occidental: el rechazo a la trascendencia cristiana y la búsqueda desesperada de sentido en proyectos humanos absolutos. Con nuevos comisarios ideológicos que proceden a la cancelación social y laboral de los “condenados”, o en ya algunos países supuestamente democráticos, como Canadá, a erigir un sistema legal paralelo, con “Cortes de Derechos Humanos” para realizar una condena real, en donde profesores o padres de familia, por poner un ejemplo, son condenados por oponerse al adoctrinamiento con ideología de género, o a una operación de mutilación genital de sus hijos menores (“operación transgénero”), y tantas otras imposiciones que se aplican, ya, totalitariamente.

En este escenario, la voz de Raymond Aron resuena con urgencia. Y sí, sólo el cristianismo puede ofrecer una respuesta real a los desvaríos de una civilización que ha olvidado su fundamento trascendente. Hay nuevos vientos que señalan una nueva mirada a la cultura Occidental y Cristiana que iluminó a la Humanidad; y hay una juventud que, harta, está regresando a las fuentes y crece silenciosamente, a pesar del dominio político y multimedial que hoy ya se les disputa.

El sentido común está regresando. Y la mirada al cristianismo como respuesta completa para la Humanidad también. Dios nos ayude a restaurarlo.

 

 *Nota: Raymond Aron fue un filósofo francés, de cuna judía, que era un realista político. Conocido por sus posturas críticas al comunismo y al pensamiento marxista dominante en la Europa de mitad de siglo pasado. A pesar de no ser católico, Aron tenía una perspectiva sobre el mundo que se diferenciaba del escepticismo religioso y se basaba en la razón y el humanismo, desde el sentido común. Hoy cobran vigencia sus palabras y libros, ante la embestida del wokismo, la última forma de maxismo ligth que infecta Occidente.

Del comunismo marxista al wokismo: la denuncia profética de Raymond Aron
El Cristiano 29 de abril de 2025
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Había una vez… chicos que leían