Eduardo Verástegui, reconocido actor y productor católico, ha expresado su profunda preocupación por la reciente nominación al Oscar de Karla Chacón, un travesti en la categoría de mejor actriz, un premio que tradicionalmente ha sido reservado para mujeres
Verástegui, también ex precandidato a la Presidencia de México, no se guardó nada, y en declaraciones desde sus redes, dijo: “Me estoy enterando que este SEÑOR está en la lista de nominados al Oscar como mejor ACTRIZ. Hace tiempo me llamó sinvergüenza por decir la verdad, aquí le dejo otra:
Sinvergüenza es quitarle la nominación a una mujer utilizando la ideología y la victimización para ocupar un lugar en la lista de NOMINADAS que no le corresponde. Sinvergüenza es desplazar a las mujeres de los espacios que antes les eran exclusivos imponiendo su auto percepción por encima del sentido común.
No podemos permitir que las mujeres, LAS MUJERES, se vean disminuidas en sus logros, rebasadas en sus deportes y desplazadas en sus categorías, por HOMBRES que se sienten con el derecho de ocupar esos lugares y categorías solo porque se perciben como mujeres. Señor Gascón, debería pedir a la Academia que le cambien de categoría, ¿o acaso no quiere competir contra los artistas de su mismo género?”
En declaraciones, Verástegui se explayó en la importancia de reconocer la singularidad y la esencia de la experiencia femenina, argumentando que esta nominación no solo diluye la categoría de lo que significa ser mujer, sino que también representa una tendencia preocupante en la que las políticas ideológicas, como el wokismo y la ideología de género, comienzan a infiltrarse en espacios que deberían ser un reflejo del talento y la dedicación artística.
El actor, reconocido por su compromiso con la justicia y la defensa de los valores cristianos, ha producido películas como "Sonido de Libertad", que abordan temas profundos sobre la dignidad humana, la vida y el amor. Su experiencia en la industria del cine le ha permitido ser una voz crítica frente a la creciente ideologización de las premiaciones y del entretenimiento en general. Desde su exposición pública, Verástegui ha abogado por un cine que no solo entretenga, sino que también eduque y fomente el respeto por la vida y los valores humanos.
Desde una perspectiva éticamente sana, Verástegui tiene razón al proponer que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas no ideologice los premios a través de políticas woke y de género. La ética en el ámbito del arte y el reconocimiento artístico debe basarse en criterios de mérito y autenticidad, no en modas pasajeras ni en agendas ideológicas. Al desviar la atención de las habilidades y el talento de los actores en función de una identidad autopercibida que pretenden obligar a la sociedad a reconocer como correcta, se corre el riesgo de socavar el valor del trabajo de las mujeres que realmente han dedicado su vida al arte y la interpretación.
Verástegui, además, invita a una reflexión más profunda sobre la necesidad de preservar espacios en la cultura y el cine donde los valores tradicionales, como la dignidad de la mujer y el respeto a las diferencias, sean la base de cualquier reconocimiento. Su posición es un llamado a mantener la integridad de las premiaciones artísticas.
Estamos asistiendo a un cambio de época. Ver el hartazgo de imposiciones ideológicas por estos últimos 10 años, en donde la sociedad reacciona con anticuerpos de sentido común, no sólo apoyando una nueva política de igualdad ante la ley y libertad de pensamiento, sino también defendiendo, como en este caso, a las actrices que en la meca del cine debían callar estas y muchas imposiciones, es alentador. Son muchos los actores, productores e incluso empresas que están hartas, y no tienen miedo a represalias o cancelaciones de los comisarios ideológicos.
En vísperas de la Marcha por la Vida en Argentina, celebramos el coraje cívico de Eduardo Verástegui y su compromiso con la vida, los valores católicos y la familia, como célula básica de la sociedad.
Eduardo Verástegui y una vergonzosa nominación a los Premios Oscar