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¿El Reino Unido rumbo a una transformación demográfica irreversible?

Las proyecciones oficiales de la Oficina Nacional de Estadística (ONS) anticipan un cambio profundo en la composición étnica y religiosa del Reino Unido: para el año 2063, la población blanca británica será minoría, y para el año 2100, uno de cada cuatro habitantes será musulmán.

Este fenómeno no es nuevo, pero ha cobrado una velocidad notable en las últimas décadas, marcando un punto de inflexión con implicancias culturales, políticas y sociales que aún no han sido plenamente debatidas en el ámbito público.

 

Nacimiento de una nueva mayoría: cifras que hablan por sí solas

Según los últimos informes de la ONS:

  • Más del 34% de los nacimientos en Inglaterra y Gales corresponden a madres nacidas fuera del Reino Unido.
  • En Inglaterra sola, esa cifra supera el 40%.
  • En Londres, barrios como Brent, Newham o Westminster ya registran más del 80% de nacimientos con al menos un progenitor extranjero.
  • Ciudades como Luton, Slough y Watford reflejan patrones similares.

Las proyecciones señalan que hacia el 2079, la mayoría de la población será de primera o segunda generación inmigrante, mientras que el 25% de los británicos profesará el islam en 2100, cifra que treparía al 33% entre los menores de 40 años.

 

Un cambio cultural más allá de las estadísticas

Este proceso es el resultado de una política migratoria de fronteras abiertas impulsada por sucesivos gobiernos. A diferencia de décadas pasadas, la inmigración actual proviene en su mayoría de regiones culturalmente distantes, como el sur de Asia, Medio Oriente y África, en contraste con los flujos anteriores provenientes de Europa.

Esto plantea un desafío crucial: ¿cómo garantizar la cohesión social en un país cada vez más diverso?

La creciente pluralidad religiosa, la diferencia en los modelos familiares, las costumbres y la visión del rol de la mujer son apenas algunos de los puntos donde las culturas inmigrantes chocan con los valores occidentales tradicionales, generando tensiones no resueltas.

 

Casos que revelan el choque de valores

Uno de los episodios más controversiales ha sido el escándalo de las redes de violadores de origen pakistaní en ciudades como Rotherham o Telford, donde estructuras familiares rígidas y actitudes patriarcales derivaron en crímenes sexuales sistemáticos que afectaron a centenares de menores británicas.

Las autoridades locales y nacionales tardaron años en actuar, por temor a ser tildadas de “racistas” o “islamofóbicas”. Este tipo de silencios institucionales ha profundizado la desconfianza entre la ciudadanía y sus gobernantes, así como una creciente sensación de abandono.

 

Un electorado desconectado de las élites

Diversas encuestas a lo largo de los años han mostrado que la mayoría del pueblo británico apoya controles migratorios más estrictos. Sin embargo, esa demanda popular ha chocado una y otra vez con la agenda de las élites políticas, académicas y mediáticas, que han promovido una narrativa centrada en el multiculturalismo sin considerar sus consecuencias sociales a largo plazo.

Esta desconexión explica en parte fenómenos como el Brexit, el auge de partidos nacionalistas o el descontento generalizado con las instituciones tradicionales.

 

Una realidad que se replica en Europa

El caso británico no es una excepción. Europa en su conjunto atraviesa una transformación demográfica sin precedentes. Políticas antinatalistas con la promoción y la despenalización del aborto, una visión fragmentada de la familia, y la promoción de ideologías como la ideología de género o el feminismo radical han contribuido a la caída de las tasas de natalidad.

A esto se suma el ingreso masivo de inmigrantes y refugiados, especialmente desde regiones con alta natalidad y culturas fuertemente tradicionales. Países como Francia, Alemania, Bélgica o Suecia enfrentan realidades similares, con barrios enteros donde la cultura europea ha sido reemplazada por una cultura paralela islámica, en muchos casos con normas propias y escasa integración.

 

Hungría, un caso contrario: la apuesta por la familia

En contraste, Hungría ha optado por políticas explícitas de defensa de la natalidad y la identidad nacional. El gobierno ofrece subsidios a familias numerosas, beneficios fiscales y créditos para viviendas a matrimonios jóvenes, promoviendo activamente una revitalización demográfica desde los valores cristianos. Aún teniendo todavía una ley de aborto desde la época comunista.

Más allá del debate político que genera, este enfoque reconoce un hecho ineludible: sin nacimientos, no hay futuro nacional. Y si ese vacío no lo llena la población nativa, lo llenarán quienes sí creen en la familia y están dispuestos a reproducirse.

 

¿Es posible revertir la tendencia?

El desafío no es solo numérico. Es, ante todo, cultural. ¿Puede Europa —y en especial el Reino Unido— recuperar una identidad compartida, una visión de futuro, una narrativa cohesionante que respete a todos pero preserve sus raíces? Pareciera que no, mucho más, sabiendo que Reino Unido hace semanas, de hecho, ha autorizado el aborto hasta el día anterior del parto: un asesinato liso y llano de sus niños.

Hace más de 50 años, en 1974, el presidente de Argelia, Houari Boumédiène, pronunció una frase en la ONU que hoy suena profética: “El vientre de nuestras mujeres nos dará la victoria”, refiriéndose a la “reconquista” de Europa después de la expulsión árabe en 1492.

A menos que Europa reaccione con políticas firmes, respetuosas pero decididas, el cambio demográfico será solo el reflejo de un cambio civilizatorio.

Reino Unido aún está a tiempo de repensar su rumbo. Pero ese debate no puede seguir siendo tabú. Hablar del futuro demográfico no es racismo, es responsabilidad. Promover la familia, la natalidad y el arraigo cultural no es intolerancia, sino amor a la historia, a la identidad y al bien común.

Argentina, no olvidar, en pocos años está al borde de ingresar al penoso club de los países inviables poblacionalmente debido a tasas de natalidad negativas. CABA ya lo logró.

La Civilización Occidental y Cristiana, faro cultural, cívico y moral del mundo, no puede perderse.

# UK
¿El Reino Unido rumbo a una transformación demográfica irreversible?
El Cristiano 9 de julio de 2025
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