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Maine (EEUU) también le pone freno a los atletas transgénero en deportes femeninos

En nuevo round en las políticas progénero en el deporte

En un nuevo capítulo del debate nacional sobre la participación de atletas transgénero en deportes femeninos, el distrito escolar RSU No. 24 de Maine votó el martes 7 a 1 para derogar una política que permitía a estudiantes competir de acuerdo a su identidad de género. La normativa anulada —conocida como "Política JB"— habilitaba expresamente la participación de alumnos trans en equipos femeninos si así lo declaraban en el ámbito escolar. “El cambio se implementará de inmediato”, confirmó el superintendente del distrito que administra las escuelas públicas en Sullivan.

 

Un cambio que se expande: otros distritos también actúan

La decisión no es un hecho aislado. A mediados de abril, la Junta Escolar de otro distrito (MSAD No. 70) también votó por unanimidad para adoptar una nueva política. reconociendo únicamente el sexo biológico como criterio válido para dividir espacios deportivos y privados. Tyler Putnam, superintendente del distrito, explicó que a partir de esa votación deberá reescribir las políticas internas: los varones biológicos competirán con varones y las mujeres biológicas con mujeres.

Estas resoluciones se enmarcan en una creciente tendencia nacional de distritos escolares que buscan limitar la participación de atletas transgénero en competencias femeninas, desafiando tanto la política estatal como la orientación del Partido Demócrata.

 

Una reacción frente al liderazgo de Janet Mills

Desde 2005, Maine permite la participación de personas trans en equipos femeninos, basándose en su Ley de Derechos Humanos, que prohíbe la discriminación por identidad de género. La gobernadora demócrata Janet Mills ha defendido este enfoque, oponiéndose a las presiones conservadoras y reafirmando el derecho (?) de los atletas trans a competir y compartir espacios con mujeres.

Sin embargo, el clima político está cambiando. Varios distritos locales, así como una parte significativa de la opinión pública, comienzan a expresar un claro rechazo a estas políticas. El caso de Hancock, condado donde se encuentra Sullivan, es ilustrativo: en 2020, el 52,9% de sus habitantes votaron por Donald Trump, y ahora sus escuelas están alineándose con esa visión conservadora.


La gota que rebalsó el vaso: polémica por triunfo de atleta trans

La polémica ganó impulso luego de que una atleta hombre, que se autopercibe mujer, ganara dos carreras en una competencia femenina en Yarmouth, Maine. En los 1600 metros, obtuvo el primer puesto con una ventaja de casi 20 segundos sobre la segunda clasificada. En los 800 metros, también se llevó el oro, aunque por escaso margen.

Estos resultados encendieron la indignación de muchas familias y activistas que consideran que la competencia se vuelve injusta cuando varones biológicos, aunque se identifiquen como mujeres, compiten con chicas. Las redes sociales y los medios locales replicaron con fuerza la noticia, reavivando el debate sobre los límites de la inclusión en el deporte escolar.

 

Protestas, encuestas y un giro social

Las protestas no tardaron en llegar. En agosto de 2024, se registraron manifestaciones frente al Capitolio estatal, con familias y ciudadanos exigiendo que se proteja la equidad en el deporte escolar. A ello se suma el respaldo de la opinión pública: según una encuesta de la Coalición de Padres Estadounidenses, el 63% de los votantes registrados opinan que la participación en deportes escolares debe basarse en el sexo biológico.

La cifra se eleva entre los padres con hijos menores de 18 años (66%) y votantes independientes (64%), lo que indica que la preocupación trasciende las líneas partidarias.

 

¿Discriminación o sentido común?

El Departamento de Justicia mantiene un conflicto abierto con Maine por no adherir completamente a las directrices federales. Durante la gestión Trump, se intentó establecer por orden ejecutiva que los deportes femeninos excluyeran a los varones, incluso si se identifican como mujeres.

Detrás de esta lucha legal y política, se encuentra una batalla cultural más profunda. Mientras sectores progresistas apelan a la inclusión sin condiciones, otros reclaman una defensa del sentido común, de la biología y de la equidad deportiva. La frase más repetida por los críticos de las políticas actuales es clara: “las niñas deben competir con niñas”.

 

¿Un giro en la cultura deportiva de Occidente?

Lo que ocurre en Maine y tantos otros lugares es un reflejo de una tendencia más amplia en Estados Unidos y en países occidentales. Tras años de avance de políticas promovidas por el lobby LGBTI, muchas comunidades están empezando a cuestionar los límites de la ideología de género, sobre todo cuando afecta directamente a niños y adolescentes.

Este cambio, aún incipiente, puede representar un punto de inflexión en la cultura deportiva y educativa. En tiempos donde el “wokismo” domina los discursos públicos, estas decisiones marcan un regreso a la lógica y a valores tradicionales como la justicia, la protección de los menores y la integridad del deporte.

Maine (EEUU) también le pone freno a los atletas transgénero en deportes femeninos
El Cristiano 8 de mayo de 2025
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