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Selfies con el féretro del Papa: cuando el celular habla más que el alma

Pasaron una noticia en la tv y no lo podía creer. Gente sacándose selfies con el ataúd del Papa Francisco. Algunos posando como si estuvieran en un recital. Otros sonriendo. Como si fuera un recuerdo turístico más. Incluso en algunos medios debatían si era buena o mala la decisión del Vaticano. Y me dolió. No solo por lo que veía, sino por lo que se estaba perdiendo: el sentido de lo sagrado.


Francisco fue nuestro Papa. Un pastor que nos enseñó a vivir con misericordia, a salir a las periferias, a no tener miedo de ensuciarnos los pies. Dio su vida por la Iglesia. Y ahora, en su despedida, hay quienes, sin mala intención quizás, reducen ese momento a una imagen para subir a redes.


Por eso la Iglesia tuvo que intervenir y prohibir las fotos. No como un castigo, sino como un acto de pedagogía espiritual. Nos está diciendo: paren. Este no es un momento para posar. Es un momento para rezar.


¿Nos olvidamos de lo que significa la muerte? ¿Perdimos el pudor ante el misterio? ¿Tan acostumbrados estamos al espectáculo que ya no nos quita el aliento ver a un féretro?


No se trata de juzgar. Se trata de despertar.


En lugar de mirar al celular, miremos al Cielo. En vez de buscar el mejor ángulo, busquemos el rostro de Dios. Y en vez de hablar de quién sacó qué foto, hablemos de cómo vamos a honrar la memoria de nuestro Papa: con una vida entregada, con una fe viva, con caridad concreta.


Él nos mostró que se puede vivir el Evangelio con alegría. Ahora nos toca a nosotros. Que su muerte no se convierta en una anécdota para las redes, sino en una llamada a la conversión.


Que el corazón —no la cámara— sea lo que pongamos ante Dios.

Selfies con el féretro del Papa: cuando el celular habla más que el alma
El Cristiano 30 de abril de 2025
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