Un nuevo control sobre los gastos con tarjeta
Las recientes modificaciones de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) sobre las compras con tarjetas en el exterior marcan un nuevo capítulo en la estrategia de control fiscal del Gobierno. La resolución 5662, publicada en el Boletín Oficial, obliga a las entidades financieras a brindar más detalles sobre los consumos realizados fuera del país.
Si bien la medida se presenta como una herramienta para detectar inconsistencias fiscales y mejorar la transparencia, también plantea interrogantes sobre el nivel de monitoreo estatal y el impacto en la economía de quienes viajan o consumen en el extranjero. ¿Se trata de una regulación razonable o de una mayor presión sobre los contribuyentes?
¿Qué cambia con la nueva normativa?
Hasta ahora, el control sobre los gastos en el exterior era más general. Con la nueva disposición, los bancos y emisores de tarjetas deberán informar datos más precisos, como:
- País donde se realizó la compra.
- Rubro del gasto (hoteles, alquiler de autos, restaurantes, etc.).
- Monto exacto en la divisa original y en pesos.
- Nombre del comercio y su código de rubro.
- Fecha y detalles de la operación.
Estos datos permitirán a la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) realizar un cruce más detallado con las declaraciones impositivas de los contribuyentes, en donde se monitoreará no solo el monto gastado, sino también la naturaleza del consumo y su ubicación geográfica .
Control financiero: ¿justificado o excesivo?
El argumento oficial detrás de esta normativa es combatir la evasión fiscal y garantizar que quienes realizan grandes gastos en el exterior tengan una correlación con sus ingresos declarados. Sin embargo, el crecimiento de los controles genera preocupaciones en sectores económicos y entre los propios contribuyentes.
En los últimos años, la tendencia de un Estado con mayor capacidad de vigilancia sobre los movimientos financieros ha sido evidente. Hoy, bancos y billeteras virtuales ya informan sobre cuentas que cumplan con ciertas condiciones:
- Consumos con tarjeta de débito superiores a $600.000.
- Saldos mayores a $1.000.000.
El problema radica en que estos montos no son particularmente altos en el contexto inflacionario actual, lo que genera que una gran cantidad de personas entren en los radares de control sin necesariamente ser evasores. Además, el monitoreo constante de los gastos en dólares podría desalentar el consumo con tarjeta en el exterior y fomentar el uso de efectivo o alternativas menos rastreables.
Un aumento explosivo en los gastos con tarjeta
Uno de los factores que puede haber motivado esta medida es el fuerte incremento en los gastos con tarjetas en el exterior. En enero de 2025, el consumo en dólares alcanzó los US$1.112 millones, un aumento del 470% respecto a los US$195 millones registrados en el mismo mes de 2024.
Este dato refleja una reactivación del turismo y el consumo en el extranjero, pero también podría estar indicando la búsqueda de ciertos sectores por resguardar su poder adquisitivo ante la incertidumbre cambiaria. Desde el Banco Central (BCRA) no descartan que, en un futuro, puedan aplicarse medidas adicionales para frenar esta tendencia.
¿Control necesario o traba a la economía?
El debate sobre este tipo de regulaciones sigue abierto. Mientras el Gobierno busca reforzar los mecanismos de control para evitar maniobras irregulares, muchos contribuyentes sienten que la presión fiscal y financiera no deja margen para operar con normalidad.
El verdadero desafío será encontrar un equilibrio entre transparencia fiscal y libertad económica. Un Estado que garantice el cumplimiento de las normas sin caer en una burocracia asfixiante será clave para evitar que el consumo en el exterior termine siendo otra víctima de políticas restrictivas. Esperamos que el gobierno tome nota del humor social, también en estos temas.
Compras en el exterior: ¿Más control o mayor presión fiscal?