Un cambio de rumbo tras la crisis comunicacional
Después de varios errores estratégicos de Santiago Caputo, asesor del presidente, que revivieron a la oposición, el Gobierno decidió modificar su enfoque. El ministro de Economía, Luis Caputo, tomó el protagonismo para poner en el centro de la agenda el acuerdo con el FMI, desplazando la polémica con Facundo Manes y las tensiones mediáticas.
Un plan exitoso con desafíos en el año electoral
Durante su primer año, Javier Milei aplicó un plan claro: ordenar la economía mientras desarticulaba políticamente a la oposición. Esto descolocó a sindicatos, empresarios y medios, permitiendo que el oficialismo avanzara con su agenda y aumentara su popularidad. Sin embargo, en el año electoral, la estrategia de confrontación parece estar mostrando signos de desgaste.
Los asesores del presidente continúan con la misma receta de enfrentamiento contra la "casta", sin advertir que los costos políticos ahora recaen sobre Milei, no sobre una oposición debilitada. Atacar a dirigentes sin peso electoral es una estrategia que ya no genera los mismos resultados.
El FMI como eje central de la agenda
Ante este panorama, el Gobierno tomó medidas: desplazó a Santiago Caputo y dio mayor visibilidad a Luis Caputo. En un foro de inversores en Mendoza, el ministro adelantó que en abril se cerrará el acuerdo con el FMI y que el organismo no ha solicitado una devaluación. Además, aclaró que ya está definido el monto del crédito, información que ni siquiera los bancos manejan.
Las declaraciones de la vocera del FMI reforzaron el mensaje oficial, confirmando que el camino de Argentina hacia la estabilidad está en marcha. No obstante, se señaló que la aprobación del crédito dependerá del Congreso, lo que llevó al Gobierno a redoblar la presión sobre la oposición.
Un nuevo campo de batalla: el Congreso
Luis Caputo planteó que el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) busca evitar el bloqueo del kirchnerismo, responsabilizando a la oposición de la estabilidad macroeconómica. Con ello, trasladó el debate a la Cámara de Diputados y desafió a los sectores "dialoguistas" a decidir entre acompañar al Gobierno o asumir el costo de un posible rebrote inflacionario.
La incertidumbre en la Corte Suprema
Mientras tanto, la estrategia oficial enfrenta otro obstáculo: la resistencia en la Corte Suprema a la designación de Ariel Lijo. Incluso Manuel García-Mansilla, también propuesto por el Ejecutivo, votó en su contra. Ahora, el futuro de Lijo depende del kirchnerismo, que deberá decidir si lo rechaza y con ello confirma su poder de veto en el Senado.
El Gobierno refuerza su estrategia con el FMI tras errores de comunicación