La educación en los valores de la cultura argentina, arraigada en su fé y el patriotismo de sus próceres, se presenta como un recurso invaluable para contrarrestar la ideología de género y la sexualización precoz que se ha promovido en las políticas educativas de los últimos gobiernos, introduciendo ideología desde la Educación Sexual Integral (ESI) en Argentina. Esta temática ha generado un intenso debate en la sociedad, y es fundamental analizar cómo la formación en valores puede reencauzar el desarrollo de los niños y adolescentes, así como restaurar los principios éticos y morales que sostienen el tejido social del país.
Fundamentos Éticos Sólidos
La educación en valores, que en Occidente es a través del legado de los principios cristianos que lo formaron, se basa en esos principios universales como la dignidad humana, el respeto, la compasión y la responsabilidad. Al inculcar estos valores en la formación de los niños y jóvenes, se les proporciona un marco claro para la toma de decisiones. Esto contrasta con una educación que pretende forzar cuestiones de género y sexualidad transversalmente, incluso, sin abordar adecuadamente las implicaciones éticas y morales de tales temas. La formación en valores cristianos enseña a los estudiantes a valorar su propio cuerpo y el de los demás, promoviendo el respeto y la dignidad en todas las interacciones.
Desarrollo Integral
La educación en valores no solo aborda temas de sexualidad, sino que se enfoca en el desarrollo integral de la persona. Incluye la dimensión espiritual, emocional y social, fomentando un equilibrio que no se limita a la mera instrucción técnica sobre relaciones y sexualidad. Este enfoque integral capacita a los jóvenes para navegar la complejidad de las relaciones humanas, orientándolos hacia el amor verdadero y el compromiso, aspectos que a menudo se pasan por alto en la educación sexual contemporánea, plagada de feminismo e ideología.
Restauración de la Familia
La familia es un pilar fundamental en la educación en valores cristianos. Este modelo promueve la importancia de las relaciones familiares sanas y el respeto mutuo entre sus miembros. Al fortalecer los lazos familiares, se crea un entorno de apoyo donde los niños y adolescentes pueden crecer y desarrollarse de manera saludable. En contraposición, la ideología de género a menudo promueve una visión fragmentada de la familia, lo que puede llevar a la confusión y a la desintegración de los valores familiares.
Resistencia a la Sexualización Precoz
La sexualización precoz de los niños es una preocupación creciente, fomentada en parte por la exposición a contenidos inapropiados y la presión social, que en muchos distritos de Argentina se siguen usando. Cabe mencionar los escandalosos contenidos de libros de cuentos que la provincia de Buenos Aires adquirió a precio multimillonario hace unos meses, por solo poner un ejemplo.
La educación en valores proporciona herramientas para equipar a los jóvenes con un sentido profundo de identidad y autoestima, lo que les permitirá resistir la presión de la sexualización que ya los medios virtuales y televisivos realizan, y que por años, desde las escuelas públicas, con una obsesión casi enfermiza, provocaron con la escusa de “enséñales a cuidarse”.
Incluso a muchos niños de educación inicial (chicos de 3 a 5 años) se les pretendía ayudarlos a descubrir su género (¿), induciéndoles la duda (vimos niños a los que se les pintó los labios y maquilló en un cambio de “roles” sin permiso de sus mayores); acciones que en realidad llevaron a muchos chicos inocentes a confundirlos, y a sus padres a reconstruir identidades a pesar de los mandatos ideológicos que llegaban desde los ministerios. Hoy, esos valores que debemos restaurar en las conciencias sanas de los niños, promoverá una cultura de respeto hacia uno mismo y hacia los demás.
Compromiso con la Comunidad
Mas allá de lo atinente a la educación sexual, la educación en valores, que como dijimos, busca la formación integral de la persona humana, permitirá fomentar el espíritu de servicio y compromiso con los demás. Cuando los jóvenes son educados en estos principios, se convierten en agentes de cambio en su comunidad, promoviendo una cultura de paz, respeto y responsabilidad. Esto no solo beneficia a los jóvenes, sino que también tiene un impacto positivo en el tejido social, conduciendo a una sociedad más unida y compasiva.
Recuperación de Valores Fundacionales
Argentina tiene una rica tradición cultural y ética, y la educación en valores puede ser un medio para recuperar esos principios fundacionales. Al centrarse en la identidad nacional y en los valores cristianos que han guiado al país en su historia, se fortalece el sentido de pertenencia social y el compromiso cívico, esencial en tiempos donde la globalización presiona para desintegrar el patriotismo natural (al menos en el fútbol no pudieron hacerlo, y es todo un síntoma que lo confirma), pero mucho más, pretende destruir el legado heroico de nuestros próceres y la sociedad argentina en sus cimientos fundantes. Por eso, hoy, cuando se respiran nuevos aires y la ciudadanía está deseosa de cambios, es fundamental implementar una nueva perspectiva educativa en valores. Su enfoque integral, centrado en la dignidad humana, la familia y el compromiso social, no solo beneficiará a niños y adolescentes, sino que contribuirá al bienestar de toda la sociedad, como una bocanada de aire puro.
Educar en valores: Una oportunidad para recuperar una formación de calidad en las aulas argentinas.