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2 de abril de 1982: La Gesta de Malvinas

El llamado de la historia

El amanecer del 28 de marzo de 1982 fue radiante, pero esa misma noche, en alta mar, la historia comenzaba a escribirse en el corazón de hombres que aún desconocían su destino. A bordo del Cabo San Antonio, un buque transporte de tanques, una fuerza de desembarco surcaba el Atlántico sin saber exactamente dónde ni cuándo combatirían. La operación, planificada bajo el más absoluto secreto, tenía un objetivo claro: recuperar las Islas Malvinas.

La misión, denominada en un inicio "Azul", tenía que ser "incruenta, sorpresiva y de corta duración". Sin embargo, el destino tenía otros planes. Durante los días siguientes, los hombres soportaron una tempestad que puso a prueba su resistencia física y mental. Entrenados para la tierra firme, nunca habían enfrentado un mar tan implacable. Aun así, su espíritu permaneció inquebrantable.

El cambio de planes

El 19 de marzo, un incidente en Puerto Leith, en las Islas Georgias, aceleró los acontecimientos. Obreros argentinos, enviados a desmantelar una factoría ballenera, fueron interceptados por fuerzas británicas, lo que encendió la chispa de la recuperación. La Junta Militar ordenó la partida de la flota el 28 de marzo, con la fecha de desembarco fijada para el 1 de abril. Sin embargo, el violento temporal obligó a retrasar los planes.

Los efectivos del Ejército, los comandos anfibios y los infantes de marina fueron informados de la misión el 26 de marzo. La noticia llegó con un mandato inesperado: debían portar su sable. El teniente coronel Mohamed Alí Seineldín instruyó a sus hombres con una orden que algunos tomaron con sorpresa: llevar un trompeta de órdenes, como en las viejas gestas militares. Así fue como el cabo primero Omar René Tabarez, un joven músico entrerriano de 19 años, se convirtió en parte de la operación.

La fe en la Virgen del Rosario

El mar embravecido amenazaba con frustrar la misión. Temiendo que la tempestad la hiciera inviable, Seineldín propuso cambiar el nombre de la operación. Recordó la epopeya de 1806, cuando Santiago de Liniers invocó la protección de la Virgen del Rosario antes de liberar Buenos Aires de los ingleses. Inspirados por esta historia, la operación pasó a llamarse "Rosario". La fe acompañaría a estos hombres en cada paso de la recuperación.

La llegada a Malvinas

La noche del 1 de abril fue decisiva. A las 22:00 horas, el cabo comando Carlos Cequeira y el buzo táctico Bernardo Schweizer se convirtieron en los primeros argentinos en pisar suelo malvinense. Su misión era preparar la cabecera de playa para el desembarco del resto de las tropas.

En las horas siguientes, 94 comandos anfibios y buzos tácticos, bajo el mando del capitán de corbeta Guillermo Sánchez Sabarots y el capitán de fragata Pedro Giachino, llegaron a la costa en botes de goma. Con una luna brillante iluminando la bahía Enriqueta, avanzaron en silencio por la turba mojada, sorteando obstáculos y preparándose para el asalto final.

  Capitán de Fragata Pedro Giachino


El momento decisivo

A bordo del San Antonio, la tensión era absoluta. A las 18:00 del 1 de abril, luego de una misa transmitida por altavoz, se reveló el objetivo: recuperar las Islas Malvinas. El anuncio despertó emoción, júbilo y lágrimas entre los soldados. Sabían que serían protagonistas de una gesta histórica.

Durante la madrugada del 2 de abril, el buque era un hervidero de actividad. Se daban órdenes, se ajustaban equipos y se revisaban armas. En la bodega, el rugido de los motores de los vehículos anfibios impregnaba el aire. La luz roja interior de los compartimentos reflejaba los rostros tensos de los soldados. En silencio, esperaban la señal. A las 05:30, llegó la orden: "Primera ola al agua".


Recuperar Malvinas

Los vehículos anfibios avanzaron por la bahía, rompiendo la calma de la madrugada. Mientras tanto, los comandos ya estaban en movimiento, aproximándose a sus objetivos: la residencia del gobernador y el cuartel de los Royal Marines. La misión era clara: tomar estos puntos sin causar bajas innecesarias.

El capitán de fragata Pedro Giachino encabezó el asalto a la casa del gobernador. Con valentía, intentó negociar la rendición de las fuerzas británicas, pero recibió un disparo mortal. Fue el primer héroe argentino caído en combate. Su sacrificio no fue en vano: horas más tarde, el gobernador Rex Hunt se rindió y las tropas argentinas tomaron control de Puerto Argentino.

A las 08:30 de la mañana del 2 de abril, la bandera argentina volvió a ondear en Malvinas. La misión había sido cumplida.

Un legado imborrable

Lo que siguió es historia. La coyuntura política en Inglaterra de una primer ministra que la guerra le sirvió para salir de problemas domésticos, el fracaso de las negociaciones de paz en estrados internacionales, sosteniendo un colonialismo que incluso en otros puntos del globo el imperialismo británico venía abandonando; y junto al apoyo logístico y político de Estados Unidos posterior, terminaron marcando el desenlace de la guerra que el gobierno argentino no previó al recuperar las islas que siempre fueron argentinas no sólo por herencia sino por derecho propio.

La guerra se prolongaría hasta junio, con un saldo doloroso para la Nación. Sin embargo, el 2 de abril sigue siendo una fecha de gloria y memoria, un símbolo de entrega y valentía. Aquellos soldados, marinos y aviadores que enfrentaron la adversidad con coraje dejaron una huella imborrable en la historia argentina.

Hoy, al recordar la gesta de Malvinas, no solo honramos a los caídos, sino que reafirmamos el compromiso de seguir defendiendo la soberanía con el mismo espíritu de aquellos hombres que, con fe y amor a la patria, escribieron una de las páginas más heroicas de nuestra historia.

2 de abril de 1982: La Gesta de Malvinas
El Cristiano 2 de abril de 2025
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