Esta semana resume bien la realidad local: excesos de privilegios políticos, desmantelamientos estatales, trastornos financieros y repuntes sectoriales, todo al mismo tiempo. En Argentina, las presiones llegan de cada rincón: de la política, la economía y hasta de un Estado que busca rearmarse sin dejar de lado la motosierra.
CFK demanda más privilegios desde prisión domiciliaria
La expresidente Cristina Fernández, condenada por enriquecimiento ilícito, ya disfruta de prisión domiciliaria y uso de redes sociales, pero ahora exige más. Reclama ser eximida del uso de la tobillera electrónica y pide visitas sin control, un privilegio excepcional que se suma a los ya obtenidos.
Fiscales, preocupados por su seguridad —recordemos el supuesto atentado— y por el desorden que generan sus seguidores en el barrio, han solicitado trasladar la domiciliaria a otra dirección. La decisión genera alarma: si ella o figuras como José Alperovich logran más excepciones, se abriría la puerta a reclamos masivos dentro del sistema penitenciario, con consecuencias difíciles de prever. Mas allá del fastidio lógico de la mayoría de la sociedad.
Milei en el último día de superpoderes
En su día final con facultades especiales, el presidente Javier Milei anunció una restructuración profunda: la “motosierra” que ordenó el cierre de la Dirección Nacional de Vialidad, la Comisión Nacional del Tránsito y la Seguridad Vial, y la Agencia Nacional de Seguridad Vial. Estas funciones pasarán al Ministerio de Economía o delegadas a las provincias, buscando ahorro fiscal.
Según el vocero Manuel Adorni, los decretos implicaron un ahorro de 2.000 millones de dólares en un año. ¿Será viable? En un país donde las rutas son esenciales y el mantenimiento cuesta caro, el traspaso a la iniciativa privada plantea interrogantes serios sobre la capacidad técnica local y la futura seguridad vial.
Centralización en Salud: ¿más salud …y más conflictos?
Un segundo decreto crea la Administración Nacional de Establecimientos de Salud (ANES), responsable de la gestión operativa de cinco hospitales nacionales. Además, se elimina la estructura de Delegaciones Sanitarias Federales y la potestad presidencial para crear hospitales tipo SAMIC. Esto afecta a grandes centros como el Garrahan, El Cruce, el Favaloro y otros.
El director general propuesto, Diego Masaragian, asume un rol clave, pero gremios y trabajadores ya convocaron protestas. El precedente del INTI, cuyos empleados cortaron rutas, anuncia que el conflicto social será nuevamente el escenario principal.
Mercados tensos: la presión del dólar y un fallo distante
El dólar oficial registró su suba diaria más fuerte en dos meses, batiendo récord en el actual esquema de flotación. El dólar “blue” se disparó a $1.270, mientras que las cotizaciones financieras replicaron el fenómeno. El motivo no es sólo interno, sino también la reciente sentencia adversa de la jueza estadounidense Loretta Preska, que obliga al país a entregar el 51 % de las acciones de YPF a Burford Capital.
El Gobierno apeló y presentó una medida cautelar, pero la combinación de temor externo e incertidumbre doméstica reactivó las presiones sobre el tipo de cambio y puso en evidencia la fragilidad del clima financiero.
Brotes en la construcción: señales esperanzadoras
En medio de tanta turbulencia, hubo una buena noticia: en junio, el despacho de materiales para la construcción subió 14,4 % interanual y 15,5 % respecto a mayo, según el Índice Construya. El acumulado de enero a junio muestra un incremento del 11,1 % respecto al mismo periodo de 2024.
Desde la Cámara se explica que esta reactivación obedece a una recuperación gradual de la demanda, aunque advierten que todo depende de mantener una macroeconomía estable.
Argentina: un país de contrastes
Decir que todo depende de la “voluntad de los argentinos de bien” puede sonar ingenuo. Sin embargo, esa es la fuente de esperanza. Requiere algo fundamental: responsabilidad y coherencia. En un país de altos contrastes diarios, como los de estas jornadas, lo que la sociedad exprese será importante. Si dejamos la calle, o la opinión, en manos de pocos, no se podrá recuperar el respeto absoluto a la ley. Sin excepciones para poderosos (hoy sólo reclamado por fiscales), ni tampoco la reestructuración del Gobierno sin consensos sociales, o una economía fuerte, con mercados confiables.
Argentina es un país de contrastes demasiado marcados. Más que parches coyunturales, necesita institucionalidad. Más que debates de título, requieren acciones firmes en Justicia, Estado, economía y sociedad. Una Argentina sólida es posible, y depende de todos lograrlo.