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Crónica de una guerra anunciada – Día 1

India y Pakistán: un nuevo capítulo en un conflicto histórico que amenaza a millones

Una escalada temida: comienza la ofensiva militar

Tal como lo habíamos advertido desde estas páginas hace poco, el reciente atentado terrorista sufrido por India no quedó sin respuesta. El 1.º de este nuevo capítulo bélico comenzó cuando el gobierno indio lanzó la llamada “Operación Sindoor”, dirigida —según informaron oficialmente— contra “infraestructuras terroristas” ubicadas en Pakistán y la Cachemira bajo control pakistaní.

El comunicado oficial del gobierno indio detalló que se atacaron nueve objetivos, y que las operaciones fueron “centradas, mesuradas y de naturaleza no escalonada”, evitando atacar instalaciones militares paquistaníes. El objetivo, aseguraron, fue castigar a quienes planearon y ejecutaron ataques recientes contra civiles indios, especialmente en zonas turísticas de Cachemira.

 

Víctimas civiles: un niño muerto y varios heridos

A pesar de los esfuerzos por presentar los ataques como quirúrgicos, las consecuencias humanas se hicieron notar rápidamente. Según las autoridades pakistaníes y la emisora estatal PTV News, al menos un niño murió y otras dos personas —una mujer y un hombre— resultaron gravemente heridas.

Desde Islamabad calificaron el bombardeo como un acto de “cobardía” y reafirmaron su intención de responder con contundencia. Estas primeras víctimas civiles marcan un doloroso inicio para un conflicto que podría desbordarse con rapidez.

 

Pakistán responde: bombardeos y derribo de jets indios

No tardó en llegar la contraofensiva. Pakistán acusó a India de violar el acuerdo de alto el fuego, tras disparos de artillería en la zona de Bhimber Gali, dentro del sector de Poonch-Rajauri (Cachemira india). El ejército indio confirmó la denuncia, aunque señaló que está respondiendo “de forma calibrada”.

Por su parte, la Fuerza Aérea de Pakistán anunció que derribó dos jets indios como represalia, asegurando que todos sus aviones se encuentran a salvo. A través de medios estatales, Islamabad declaró estar “dando una respuesta adecuada a la agresión del enemigo”, con la consigna de “defender la soberanía nacional con toda la fuerza necesaria”.

 

Un conflicto que arrastra décadas de tensión

Para entender la profundidad de esta crisis, es necesario remontarse a 1947, cuando la India británica se dividió en dos naciones: India y Pakistán. El territorio de Cachemira, de mayoría musulmana pero gobernado por un maharajá hindú, fue anexado a la India, desatando la primera guerra entre ambos países.

Desde entonces, Cachemira ha sido el epicentro de conflictos armados, insurgencias, atentados y fracasos diplomáticos. A pesar de varios intentos de paz, los avances han sido escasos, y los odios mutuos continúan encendiendo cada chispa que aparece en la región. Hoy, estas dos potencias nucleares reeditan el enfrentamiento en un momento de extrema fragilidad global.

 

Reacciones internacionales: preocupación y llamados a la moderación

Desde Washington, el presidente Donald Trump fue consultado por los ataques indios y respondió con una mezcla de resignación e inquietud: “Es una vergüenza. La gente sabía que algo iba a pasar... Han estado luchando durante décadas y siglos. Sólo espero que termine muy rápido”.

Por su parte, el portavoz del Secretario General de las Naciones Unidas expresó su “profunda preocupación” por las operaciones militares y pidió a ambas naciones ejercer “la máxima moderación militar”.

El mundo observa con temor cómo el conflicto escala entre dos naciones con armamento nuclear y una historia marcada por el enfrentamiento directo.

¿Hasta cuándo la humanidad pospondrá el diálogo?

Mientras las bombas caen y los líderes exhiben su músculo militar, las consecuencias las sufren los más inocentes: los civiles. Niños, mujeres, familias enteras atrapadas entre fronteras, ideologías y cálculos estratégicos.

La industria armamentista se frota las manos, los discursos nacionalistas se encienden, pero la mesa del diálogo sigue vacía. Como en tantas otras guerras, el sentido común queda sepultado bajo los escombros del orgullo político.

¿Hasta cuándo seguiremos postergando la paz? ¿Hasta cuándo pondremos condiciones para sentarnos a hablar como pueblos hermanos? No sólo en esa lejana región asiática. En Rusia-Ucrania. En Gaza. Y en tantas naciones de Africa que sin el interés occidental, se siguen diezmando poblaciones en guerras étnicas.

 

Un llamado a la oración y a la razón

En este primer día de hostilidades abiertas, cuando aún puede evitarse una tragedia mayor, es tiempo de rezar por los responsables políticos, por los líderes religiosos y por todos aquellos que puedan aún inclinar la balanza hacia la paz verdadera.

Que Dios proteja a los civiles de ambos lados, a los heridos y a quienes ya han perdido a sus seres queridos. Y que los corazones de piedra se transformen, antes de que el odio acabe con más vidas que el mundo ya no puede permitirse perder.

¿No ha llegado ya la hora de elegir el camino del diálogo en este mundo que se desangra?

Crónica de una guerra anunciada – Día 1
El Cristiano 7 de mayo de 2025
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