Un relevamiento en San Miguel de Tucumán reveló que el 96,43% de los vecinos y comerciantes de la actual avenida Néstor Kirchner quiere que la arteria recupere su nombre original: Julio Argentino Roca. La encuesta, realizada puerta por puerta en 140 domicilios y locales, mostró que solo cinco personas prefieren mantener la denominación vigente.
Cambio polémico en 2010
La avenida, una de las más importantes de la capital tucumana, fue rebautizada en noviembre de 2010 por impulso del entonces intendente peronista Domingo Amaya, pocos días después del fallecimiento del expresidente Néstor Kirchner.
La medida fue aprobada por la mayoría peronista en el Concejo Deliberante como gesto político hacia la entonces presidente Cristina Fernández, sin consulta previa a los vecinos, lo que generó rechazo desde el primer momento.
La figura de Julio Argentino Roca
Roca, único tucumano en alcanzar dos veces la Presidencia, es cuestionado por sectores kirchneristas y de izquierda que lo acusan de “genocida” por las Campañas del Desierto, desconociendo la realidad histórica de lo que en la Pampa argentina ocurría con los malones araucanos provenientes de Chile, que robaban ganado y tomaban cautivas a mujeres y niños, además de pretender apropiarse del territorio nacional.
Sin embargo, historiadores destacan su papel en la consolidación de nuestros límites, la creación de la moneda única, el impulso al ferrocarril y la educación pública, entre otras políticas clave de la Generación del 80.
Símbolo de decisiones inconsultas
Para muchos vecinos, el cambio de 2010 representa el estilo de decisiones del kirchnerismo: medidas oportunistas, sin consenso y alejadas de las prioridades ciudadanas.
Quince años después, el resultado del sondeo refleja un mensaje claro: la comunidad busca recuperar su identidad y dejar atrás decisiones que, lejos de unir, profundizaron el malestar social.
Un fenómeno que se repitió en todo el país
Durante los gobiernos kirchneristas se multiplicó la práctica de nombrar “Kirchner” a avenidas, plazas, calles, hospitales e instituciones públicas.
El caso de Tucumán es solo una muestra de una tendencia nacional y un termómetro del sentir ciudadano.
La demanda de los vecinos expresa un deseo de poner fin al uso del poder para instalar ideologías o apellidos y recordar que fue otorgado para administrar lo público, no para imponerlo.