Israel lanzó una ofensiva de gran escala contra objetivos militares en todo el territorio iraní, en el marco de una operación denominada “Nación de Leones”, con el propósito declarado de frenar el desarrollo nuclear del país persa. Según voceros militares israelíes, el ataque busca evitar que el régimen del ayatolá Ali Jamenei logre fabricar una bomba atómica, una amenaza que ha mantenido en vilo a la comunidad internacional.
En esta ofensiva sin precedentes, Israel confirmó la muerte de Hossein Salami, comandante en jefe de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica, figura clave del aparato militar iraní y una de las personalidades más influyentes del régimen. Su fallecimiento, junto con el de dos científicos nucleares, representa un golpe severo al liderazgo militar de Irán.
Un conflicto histórico que se agrava
Desde la guerra entre ambos países en la década del 80, Irán e Israel jamás firmaron un acuerdo de paz. Lo que ha existido desde entonces es una “paz armada”, con permanentes tensiones, ataques indirectos y amenazas mutuas. El conflicto ha escalado en los últimos meses con declaraciones cruzadas y acciones encubiertas, pero el ataque actual marca un punto de inflexión.
La situación encendió las alarmas no solo en Medio Oriente, sino también en los mercados: el barril de petróleo superó los 70 dólares, tras haber estado en torno a los 68 solo una hora antes del estallido de la ofensiva. El nerviosismo geopolítico incrementa la presión sobre la economía global, ya afectada por otras crisis internacionales.
Operación “Con la fuerza de un león”
El gobierno israelí informó que los ataques fueron de precisión y dirigidos a infraestructura militar y nuclear en territorio iraní. Sirenas antiaéreas fueron activadas tanto en Israel como en varias regiones de Irán, generando pánico y evacuaciones en zonas urbanas.
Aunque aún no hay detalles oficiales sobre la magnitud de los daños, fuentes militares indican que los objetivos incluían centros de comando, laboratorios nucleares y bases logísticas. La respuesta iraní no se hizo esperar: el general Abolfazl Shekarchi, portavoz de las Fuerzas Armadas de Irán, lanzó una fuerte advertencia: “Israel y Estados Unidos recibirán una bofetada contundente”, en represalia por los ataques.
Estados Unidos: entre la distancia y la coordinación
La ofensiva israelí ha puesto a Washington en una posición delicada. Un portavoz del Pentágono confirmó que EE.UU. estaba al tanto de los bombardeos, pero aclaró que “no hubo participación ni asistencia” por parte del gobierno estadounidense. Sin embargo, poco después, un funcionario israelí aseguró que hubo coordinación previa con la Casa Blanca, en un intento por mostrar respaldo internacional a la acción militar.
Esta contradicción deja entrever las tensiones diplomáticas internas y la necesidad de cautela ante un conflicto que puede extenderse rápidamente a otros actores regionales.
La amenaza de una guerra regional
Con la muerte del general Salami y de dos científicos ligados al programa nuclear, la respuesta iraní se da por descontada. “Responderemos pronto con contraataques, si Dios quiere”, anunció Shekarchi, asegurando que los ataques israelíes también alcanzaron zonas residenciales de Teherán, aunque sin brindar detalles.
El escenario actual reaviva el temor a un conflicto regional a gran escala. Las comparaciones con tensiones pasadas, como el enfrentamiento entre India y Pakistán, son inevitables. En ese entonces, la diplomacia logró contener lo que pudo haber sido una guerra devastadora. ¿Podrá ocurrir lo mismo ahora?
¿Hay lugar para la cordura?
En medio de esta escalada militar, muchos analistas señalan que el gobierno de Benjamín Netanyahu, debilitado por la oposición interna, podría estar recurriendo a una estrategia de endurecimiento para recuperar apoyo popular. El “ataque preventivo” suena para algunos más a un movimiento político que a una necesidad de defensa nacional inmediata.
Hoy más que nunca, es necesario que se imponga el sentido común y la diplomacia. El Medio Oriente, convertido en un campo de fuego y muerte, necesita que prevalezca la prudencia sobre la confrontación. Recemos por las víctimas y por una paz que parece cada vez más lejana, pero nunca imposible. La Diplomacia podrá prevalecer y detener un nuevo baño de sangre?