Tras más de un año de audiencias, más de 100 testigos y una década de denuncias, esta semana el Tribunal Oral Federal de Tucumán abre la etapa de alegatos en la causa por el presunto desvío de fondos provenientes de las regalías mineras de YMAD. El principal acusado es el exrector de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), Juan Alberto Cerisola, junto a tres exfuncionarios de su gestión: Luis Fernando Sacca, Olga Graciela Cudmani y Osvaldo Venturino.
Una causa con millones en juego
La investigación gira en torno a la administración de $353 millones, equivalentes a unos 85 millones de dólares al momento de los hechos. Los fondos provenían de las utilidades de Yacimientos Mineros Aguas de Dionisio (YMAD), que la UNT integra junto con la provincia de Catamarca.
Según la ley, el 40% de esos fondos debía ser destinado a la UNT, principalmente para finalizar la Ciudad Universitaria en San Javier y Horco Molle. Una vez concluida, ese porcentaje debía dividirse: la mitad para otras universidades nacionales y la otra mitad para uso libre de la UNT.
La firma que lo cambió todo
En 2008, Cerisola firmó un acta con YMAD que declaraba finalizada la Ciudad Universitaria, decisión que permitió liberar el uso de los fondos. Esta maniobra fue duramente cuestionada: en 2014, el entonces representante de la UNT ante YMAD, Florencio Aceñolaza, denunció que dicha modificación privó a la universidad de unos $500 millones adicionales. El Consejo Superior anuló luego ese acta y judicializó el caso.
De la auditoría a los tribunales
El caso tuvo su origen en 2010 con una denuncia del arquitecto Ramón Eudal por supuestas irregularidades en las obras financiadas. Luego se sumó una presentación del abogado Oscar López ante la Procuración General. La investigación avanzó con auditorías de la Sigen, allanamientos y peritajes de Gendarmería Nacional y la intervención de la Procelac.
Testimonios, pericias y posturas opuestas
Durante el juicio declararon exrectores, decanos, técnicos y empleados universitarios. Las pericias ofrecieron resultados dispares: Daniel Fontana, experto de la Corte Suprema, afirmó que no se comprobaron irregularidades, mientras que Francisco Guzmán sostuvo que en todos los expedientes hubo anomalías.
Qué se le imputa a cada acusado
- Juan Alberto Cerisola: administración fraudulenta e incumplimiento de deberes de funcionario público, tanto por la administración de los fondos como por habilitar un régimen paralelo para ejecutar 13 obras universitarias.
- Luis Fernando Sacca: involucrado en operaciones financieras cuestionadas con fondos de YMAD.
- Olga Cudmani: imputada por irregularidades en la ejecución de las obras.
- Osvaldo Venturino: implicado por su participación en la obra Nº 533, en la Facultad de Derecho.
La recta final del juicio
Los alegatos comienzan con la exposición del Ministerio Público Fiscal (Pablo Camuña y Agustín Chit) y continuarán con la querella representada por Patricio Esperguín. Luego será el turno de las defensas. El proceso se extenderá hasta el miércoles, pero podría prolongarse por la complejidad del caso. La sentencia se espera para agosto, después de la feria judicial.
La Universidad, entre el prestigio perdido y el reclamo de justicia
La UNT, que fue modelo educativo en Latinoamérica, hoy arrastra un descrédito que duele. El sueño del Rector Descole, que incluía una Ciudad Universitaria de vanguardia y la contratación de los mejores docentes incluso del exterior, se truncó por prácticas clientelares y corrupción.
Desde hace décadas, la universidad fue cooptada por la política partidaria, desdibujando su esencia académica. La gestión de los fondos del YMAD no solo evidenció connivencia con intereses espurios, sino también una estructura institucional que toleró y permitió el desvío de recursos públicos.
¿Será justicia?
La sociedad tucumana espera una condena ejemplar. No solo contra los funcionarios juzgados, sino también contra los cómplices necesarios que permitieron este deterioro institucional.
La UNT aún conserva su fachada de prestigio, pero la política la parasita desde adentro, destruyendo su misión formativa y su función como faro cultural.
¿Llegará finalmente la justicia a una casa de estudios que alguna vez fue orgullo del Norte argentino?
La esperanza está en que esta causa marque un antes y un después.