Una elección que trasciende la disputa de bancas: el peronismo busca mostrar señales de supervivencia, el PRO intenta retener su histórico bastión porteño, y La Libertad Avanza (LLA) aspira a consolidarse como el nuevo referente de la derecha. ¿Quién saldrá fortalecido y quién quedará marginado en el nuevo mapa político que empieza a dibujarse en la Ciudad de Buenos Aires?
Una elección distinta: mucho más que renovar bancas
El próximo 18 de mayo, los ciudadanos porteños deberán elegir a sus nuevos representantes en la Legislatura. Sin embargo, esta elección no es simplemente una renovación de bancas, ni siquiera una elección de medio término común: es una elección desdoblada y cargada de un peso simbólico inusual. La ausencia de primarias obligatorias, que desde 2015 funcionaban como un primer tamiz en la Ciudad, y el contexto político actual, dotan al proceso de una carga emocional y estratégica especial.
A diferencia de otros años, poco se discute sobre proyectos de ley o agendas legislativas. El centro del debate no está en los programas, sino en la supervivencia y el reposicionamiento de los espacios políticos. Lo que está verdaderamente en juego es la imagen: demostrar fortaleza, mostrar que aún se tiene protagonismo, evitar quedar relegado en un escenario cada vez más competitivo.
Una característica de CABA en este momento es que el ánimo progresista ha aumentado, y eso hace también que el PRO tenga que atender esta nueva realidad. Así como en los '90 Buenos Aires fue el epicentro de la resistencia al menemismo, hoy podría convertirse en el centro de una nueva resistencia progresista, aunque esta vez sin una oferta política consolidada como el viejo FREPASO de Chacho Álvarez lo fuera.
El PRO frente al desafío de conservar su hegemonía
Para el PRO, el desafío es mayúsculo. El partido que nació y creció en la Ciudad enfrenta hoy un escenario complejo: su electorado histórico se encuentra dividido en varios fragmentos. La Libertad Avanza, de la mano de su alianza con Patricia Bullrich, ha captado parte de ese voto. A su vez, sectores más duros, como los que lidera Ramiro Marra con la UCEDE y Libertad y Orden, también compiten por el mismo electorado liberal-conservador.
La candidata principal del PRO para la Legislatura es Silvia Lospennato, una figura con bajo conocimiento popular. Su capacidad de tracción es vista como limitada por diversos analistas. Además, la estrategia de Jorge Macri, actual jefe de Gobierno, ha sido clara: bajar el perfil al máximo para no sumar desgaste a su imagen, ya golpeada por las internas y las críticas de sectores propios. Elegida por el ex presidente Macri, su momento más fuerte fue cuando lideraba el proyecto de Aborto desde Juntos Por el Cambio.
El peronismo: en busca de una señal de vida
¿Qué se juega el peronismo en esta elección? Más de lo que parece. Aunque la Ciudad nunca fue un territorio sencillo para el movimiento, lograr un resultado competitivo podría ser interpretado como una señal de resiliencia en un contexto nacional adverso.
Históricamente, el peronismo tuvo dificultades en CABA, incluso en momentos de alta popularidad nacional. En 1973, en plena primavera camporista, los peronistas perdieron la elección por la senaduría nacional ante Fernando de la Rúa. Recién en 1993, de la mano de Erman González, el PJ logró imponerse en la Capital, aunque en un escenario económico y social muy diferente.
Hoy, Leandro Santoro encabeza la boleta del peronismo y estructura su campaña en torno a dos grandes ejes: a nivel local, Jorge Macri simboliza el abandono y el deterioro de la ciudad; a nivel nacional, Milei representa la crueldad y la insensibilidad social.
Sin embargo, más allá del diagnóstico, la propuesta concreta de transformación aún resulta difusa. La campaña se sostiene en denuncias visuales —aros de básquet rotos, plazas descuidadas, veredas maltrechas— pero sin un programa detallado de acción.
Un consultor que sigue de cerca la campaña señala que el techo de Santoro está cerca del 30% en el mejor de los casos. De hecho, la imagen positiva de Santoro es mayor que su intención de voto. Su problema mayor es si lo asocian directamente con el kirchnerismo. De ahí que su campaña intente despegarse del cristinismo y de su amistad personal con Alberto Fernández, centrándose en su marca personal y su perfil porteño.
Santoro representa una amenaza real para el PRO, especialmente en un contexto de fragmentación opositora. La elección de Lospennato, como cabeza de lista busca, en parte, contener ese avance con una opción de centroizquierda. Sus convicciones progénero, feministas y pro aborto la llevaron a abrazarse con la mujer de Massa, entre otros referentes del kirchnerismo.
La Libertad Avanza: la apuesta por hegemonizar la derecha
Mientras tanto, La Libertad Avanza de Javier Milei se juega su propia batalla: consolidar y hegemonizar el voto de derecha y ultraderecha en la Ciudad.
La estrategia de los libertarios es clara: capitalizar el descontento de los sectores más duros del PRO, explotar la crisis interna del partido amarillo y presentarse como la nueva fuerza antisistema capaz de frenar tanto al progresismo como a "la casta política" tradicional.
Sin embargo, las internas libertarias también existen. Espacios como la UCEDE y Libertad y Orden, liderados por Ramiro Marra, disputan votantes y complican el armado de una única oferta sólida, ocasionado por la inoportuna separación de Marra por Karina Milei. Tiro al pié.
Para los libertarios, el resultado en la Ciudad será una prueba de fuego: si logran un buen desempeño, podrían proyectarse con fuerza hacia las elecciones nacionales de 2025. Si fracasan, serán ellos los culpables de su propia soberbia.
Larreta sigue en busca de recuperar la ciudad
Mientras, grandes perdedores de la última elección, como Rodriguez Larreta o la UCR, que de la mano de Lousteau está más cerca del kirchnerismo que de las ideas de Irigoyen, hoy, siguen armando sus listas para erosionar a quien puedan, buscando sobrevivir a cualquier costa, unos señalando el abandono de la ciudad, otros imaginando propuestas fantasiosas, incluso, en búsqueda de un voto.
La realidad es que más allá de que fácilmente se puede identificar la ideología de más de un candidato en CABA, lo penoso es que desde los hospitales se vivencia esta ideología, al ver a médicos sin la firmeza de carácter y ética para decir no, ejecutando inocentes por nacer con récord de abortos en Argentina, o las angustias de niños (y padres) que continúan recibiendo adoctrinamiento ideológico y sexual indebido en los establecimientos educativos de la ciudad.
¿Un nuevo mapa político en gestación?
La elección del 18 de mayo no solo definirá nombres en la Legislatura, sino que comenzará a delinear el nuevo mapa político porteño. Y la posibilidad de desarticular las políticas que destrozan a Buenos Aires, más allá de la estética de sus calles, hoy la primera preocupación de los medios, que quieren que la cultura de la muerte y la cancelación sigan adormilando las conciencias de los vecinos de Buenos Aires.
¿Logrará el PRO retener su hegemonía o comenzará un declive irreversible? ¿Podrá el peronismo, de la mano de Santoro, mostrarse competitivo en un territorio históricamente adverso? ¿Se consolidará La Libertad Avanza como la nueva fuerza de derecha o se dispersarán sus votos?
Cada respuesta tendrá consecuencias que exceden ampliamente los límites de la Ciudad de Buenos Aires. Lo que ocurra aquí será una señal adelantada de lo que podría pasar en el tablero político nacional en los próximos años. O meses…
El que quiera entender, que entienda.
¿Qué está en juego en la elección de CABA el 18 de mayo?