Australia vive "una segunda primavera" en la fe, al menos en cuanto a la inversión de las tendencias decrecientes de las últimas décadas. Así lo señaló el arzobispo de Sidney, el dominico Anthony Fisher, el pasado 30 de mayo en un acto de la Red Católica de Negocios, una iniciativa de su predecesor, el cardenal George Pell (1941-2023), para dinamizar la presencia social de la Iglesia, y que empieza a germinar y dar fruto.
Según recoge Catholic Weekly, ese resurgir (Signos de esperanza en este año jubilar, se titulaba su intervención) proviene sobre todo de la gente joven y de personas que habían desconectado de la práctica religiosa y vuelven a ella, además del impacto de la inmigración católica proveniente del sureste asiático.
El caso australiano se sumaría así a los crecimientos en otros países, como Inglaterra o Francia, donde en la reciente Pascua se multiplicó el número de bautismos y los templos registraron llenos que hacía tiempo que no se veían.
Según Fisher, este despertar también australiano responde a la "auténtica hambre espiritual" que vive un mundo "cada vez más fragmentado". Citó la cifra de un 26% de aumento de los adultos conversos por quinto año consecutivo: "No son personas que fueron educadas católicamente y que regresan, sino personas de procedencias muy diversas que se encuentran con la fe por primera vez como algo profundamente atrayente".
Actualmente, la archidiócesis está preparando la procesión eucarística del Corpus Christi (Walk With Chirst) del próximo 22 de junio con una cifra récord de 20.000 fieles, en una diócesis que se prepara para ser sede en 2028 del Congreso Eucarístico Internacional, que según Fisher certificará el paso de un "invierno espiritual" a una "primavera".
Otros datos que aportó fueron el ingreso de niños en escuelas católicas ("el mayor que han conocido, y sigue creciendo") y, como signo no solo cuantitativo sino cualitativo, "el significativo aumento de la religiosidad en los alumnos". También ha crecido la asistencia a la misa dominical y el número de seminaristas: se han ordenado 36 sacerdotes desde 2015, una cifra baja en términos de la población de una gran diócesis, pero que empieza a revertir el desierto de décadas anteriores.
Según las encuestas, hasta 800.000 personas que en 2016 se identificaban como "sin religión" pasaron a reconocerse como "cristianos" en 2021. El arzobispo señaló, entre los hechos relacionados con este cambio significativo, la proliferación de influencers católicos en redes, vídeos y podcast, con un gran número de seguidores.
En Estados Unidos, comentó el prelado australiano, varias diócesis registran un incremento del 40% en las conversiones (5.500 bautizos en Los Ángeles la pasada Pascua). Lo mismo se registra en el Reino Unido entre 2018 y 2024, y en países como Kosovo (sobre todo con conversiones de musulmanes) o Francia.
En cuanto al porqué de esta revitalización global, "una respuesta simple sería el Espíritu Santo", afirma Fisher, aunque también señala que lo vivido durante el covid por las muertes y los confinamientos despertó en muchos "las grandes preguntas sobre la vida y la muerte". En otras personas, la causa del interés es "la belleza y sacralidad de la liturgia, el arte o la música", y otros encuentran satisfecho en la Iglesia "el anhelo de una comunidad real" en medio de la soledad a la que parecían abocados.
Fisher advirtió de que "es demasiado pronto para declarar concluido el invierno, pero han aparecido las flores en nuestra tierra, hay signos de esperanza". Y citó la célebre sentencia de G. K. Chesterton, de que "si el Cristianismo ha muerto y resucitado tantas veces, es porque tiene un Dios que sabe lo que es salir del sepulcro".
Fuente: Religión en Libertad