Una historia de fe y milagros
La película El Guardián, recientemente estrenada en España e Hispanoamérica, rescata un episodio histórico vinculado a la devoción a San José. Aunque la cinta presenta en gran parte una trama romántica, también aborda la conmovedora historia de los sacerdotes polacos supervivientes del campo de concentración nazi de Dachau, un hecho que ha sido considerado un verdadero milagro.
En la ciudad polaca de Kalisz se encuentra un santuario dedicado a San José, donde se venera un icono milagroso de la Sagrada Familia. Este lugar fue clave en la historia de los sacerdotes dachauitas, quienes, enfrentados a una muerte inminente, se encomendaron a la intercesión del santo y vivieron un inesperado rescate.
La tragedia de los sacerdotes en Dachau
Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis confinaron en Dachau a 2.500 clérigos católicos, de los cuales más de mil murieron debido a torturas, ejecuciones, hambre y enfermedades. La mayoría de estos sacerdotes eran polacos, quienes, en la primavera de 1945, sufrían las últimas y más crueles condiciones del campo, mientras la guerra llegaba a su fin.
Con la incertidumbre sobre su futuro, los sacerdotes decidieron encomendarse a San José de Kalisz. Iniciaron una novena el 14 de abril y se consagraron a él, prometiendo visitarlo si sobrevivían. Sin que ellos lo supieran, ese mismo día Heinrich Himmler firmó la orden de ejecutar a todos los prisioneros para evitar testigos de los horrores nazis.
El milagro del 29 de abril
El 29 de abril estaba marcado para la masacre de los presos de Dachau. Sin embargo, ese mismo día, una patrulla de 80 soldados del 7º Ejército de Patton llegó inesperadamente al campo, obligando a los oficiales de las SS a rendirse. Los aliados no planeaban llegar hasta el 30 de abril, pero un giro del destino adelantó su llegada tres horas antes de la programada ejecución masiva.
Los sacerdotes sobrevivientes atribuyeron su salvación a la intercesión de San José, comparando su protección con la que brindó al Niño Jesús ante Herodes. Como agradecimiento, cada 29 de abril se celebra en el santuario de Kalisz una misa de acción de gracias, un testimonio vivo de su fe.
Manteniendo la dignidad en el horror
Los nazis concentraron a los sacerdotes en Dachau con la intención de humillarlos y dividirlos. Sin embargo, los clérigos mantuvieron su dignidad y solidaridad, incluso en los momentos más críticos. Muchos se ofrecieron a cuidar a los enfermos de tifus, aun sabiendo que podían contagiarse y morir. Incluso Himmler, jerarca nazi, sobre un sacerdote mártir del nazismo (el Padre Jakob Gapp, que fue decapitado) dijo: “Con un millón como él, pero con nuestra ideología, dominaríamos el mundo”. La brutalidad del régimen nacionasocialista mató a más de mil sacerdotes en ese campo. Pero no pudieron doblegar su fé. El Padre Gapp fue beatificado el 24 de noviembre de 1996.
Un ejemplo que sigue iluminando a Polonia y Europa
Guillaume Zeller, autor de La Baraque des prêtres, Dachau, 1938-1945, destaca el heroísmo de estos sacerdotes, quienes, a pesar de la brutalidad del campo, no cedieron al odio ni a la desesperación. Su testimonio de fe y esperanza sigue inspirando a muchas generaciones.
Hoy, la historia de los dachauitas y el milagro de San José se mantienen vivos, recordando el poder de la oración y la fortaleza del espíritu humano.
El Guardián relata el milagro de San José y los sacerdotes salvados de Dachau