De la pasarela a la fe: “Lloraba como una niña en cada homilía”
Nadja Auermann, una de las modelos más reconocidas de los años 90, compartió recientemente una experiencia personal que marcó un antes y un después en su vida: su decisión de bautizarse en la fe católica, después de asistir regularmente a misa junto a una de sus hijas.
Una búsqueda que comenzó por su hija
Todo comenzó cuando una de sus hijas expresó su deseo de recibir el bautismo. “Tenía ocho años por aquel entonces”, recordó Auermann en una entrevista con el medio alemán Bild. “Mi esposo es católico, y yo había recibido clases de religión evangélica en la escuela. No tenía una buena relación con la Iglesia católica, especialmente por los escándalos que tanto daño causaron. Así que le dije: ‘Empecemos a ir juntas a la iglesia los domingos y luego veremos si realmente te conviene’”.
“Sentía que el sacerdote me hablaba solo a mí”
Lo que parecía un acompañamiento maternal se convirtió en un camino personal de conversión. “Cuando íbamos a misa, tenía la sensación de que el sacerdote solo me hablaba a mí. Durante toda la homilía, en los cantos... todo encajaba con mi situación, con mis sentimientos. Me emocionaba tanto que terminaba llorando como una niña. Eso me pasó casi todos los domingos”.
Este encuentro frecuente con la liturgia y la Palabra de Dios tocó su corazón de forma profunda y persistente. “Hay algo increíblemente hermoso en esta espiritualidad”, confesó. “Sobre todo porque se ha celebrado igual durante más de 2000 años. Para mí, su esencia es atemporal. Eso fue lo que me convenció para bautizarme”.
“El amor de Cristo nos hace dignos”
En su testimonio, Auermann dejó ver cómo la experiencia de fe no solo la conmovió emocionalmente, sino que la ayudó a reencontrarse con su propia dignidad y esperanza interior. “El cómo Cristo cree en nosotros y nos considera dignos me conmueve hasta las lágrimas”, aseguró. “Nuestro sacerdote siempre conecta algunos pasajes de la Biblia con la vida actual. Es reconfortante descubrir que no estamos solos con nuestras preocupaciones y problemas”.
Además, valoró profundamente el rol de la comunidad eclesial en su proceso de conversión. “Es maravilloso saber que la gente de la comunidad, y del mundo entero, siente lo mismo que yo”, afirmó.
Un camino de fe compartido
Para esta ex figura de las pasarelas internacionales, la fe no es una moda ni una simple experiencia emocional, sino una respuesta profunda a una búsqueda de sentido y consuelo espiritual. Lo que comenzó como un gesto de acompañamiento a su hija, se convirtió en un regreso al amor de Dios, vivido con lágrimas de gratitud y una convicción serena.
Su historia es un ejemplo más de cómo, incluso en contextos inesperados, la gracia de Dios toca los corazones. En palabras del Papa Francisco, la fe “no es una teoría”, sino “un encuentro con una Persona viva”. En el caso de Nadja, ese encuentro fue tan fuerte y auténtico que la condujo al bautismo, y con él, a una nueva vida.