Un hito sin precedentes en la salud pública argentina
El pasado 9 de abril, el Hospital Garrahan fue escenario de una intervención médica inédita en el sistema público de Argentina: se realizó por primera vez una cirugía fetal intrauterina de alta complejidad para corregir una malformación congénita en una bebé de apenas 27 semanas de gestación.
Entre los 25 profesionales que participaron de la intervención estuvo el tucumano Federico Coria, médico tocoginecólogo de 34 años, quien cumplió un rol clave dentro del Programa de Diagnóstico y Tratamiento Fetal del reconocido hospital pediátrico nacional.
Reparar antes de nacer: cuatro horas, una vida
La intervención consistió en abrir el abdomen materno, exponer el útero, reparar la lesión en la columna de la bebé y volver a cerrar, todo sin margen de error. El diagnóstico fue de mielomeningocele fetal, una grave forma de espina bífida que puede provocar parálisis, hidrocefalia e incontinencia.
“El tratamiento no cura, pero mejora significativamente la calidad de vida del bebé si se realiza durante la gestación”, explicó Coria. La intervención debía hacerse antes de la semana 27, y la paciente —Luana Campos, una joven madre de Ramallo— llegó justo en la semana 25.
Preparación contrarreloj y trabajo en equipo
En menos de una semana, Luana fue trasladada a Buenos Aires y sometida a estudios genéticos, resonancias y evaluaciones clínicas. Con el acompañamiento de especialistas de Curitiba, Brasil, referentes en este tipo de intervenciones, el equipo del Garrahan definió que era posible realizar la cirugía.
“La madre fue anestesiada completamente, el útero se expuso fuera del cuerpo, se reparó la lesión espinal del feto y luego se reinsertó el útero”, detalló Coria. El embarazo continuó con normalidad y, el 17 de junio, Samira nació por cesárea de urgencia, tras la rotura espontánea de bolsa unos días antes.
Una bebé que venció los pronósticos
A pesar de la complejidad del caso, Samira no necesitó cuidados intensivos neonatales. Desde el primer momento, estuvo junto a su madre. “Logramos llegar a la semana 37. En este contexto, eso es un éxito inmenso”, celebró Coria.
Para el médico tucumano, formado inicialmente en la Maternidad de Tucumán y luego especializado en medicina fetal en el Hospital Italiano, esta intervención representa la cima del intervencionismo intrauterino: “Estuve años preparándome para esto. Fue una meta profesional”.
Acceso gratuito, vida digna
El programa de cirugía fetal del Garrahan fortalece el acceso gratuito a tratamientos de altísima complejidad, sobre todo para familias sin cobertura médica. En un país donde el acceso a la salud muchas veces depende de la economía familiar, este caso demuestra el valor insustituible de un sistema público fuerte y humano.
Un futuro con oportunidades
Samira tendrá un seguimiento integral hasta su mayoría de edad, con controles neurológicos y motrices permanentes. “Tiene el diagnóstico, sí. Pero también tiene ahora una vida con muchas más oportunidades. Nosotros solo estuvimos ahí para abrirle esa posibilidad”, expresó Coria, con emoción.
Cuando la medicina está al servicio de la vida
Este caso no solo es un hito médico y tecnológico, sino también un testimonio profundo del valor de cada vida humana. Porque cuando la medicina se orienta a defender, cuidar y dignificar la vida, especialmente la más frágil, se convierte en signo de esperanza.
La historia de Samira nos recuerda que la vida siempre merece ser defendida, incluso cuando apenas late en el vientre materno. Y que médicos comprometidos con el juramento hipocrático, formados con excelencia y guiados por el amor a la vida, pueden ser instrumentos providenciales en manos de Dios.
Dios bendiga a Samira, a su familia y a cada profesional que hizo posible este milagro de la ciencia al servicio de la vida.